Una de las escasas películas comerciales de montaña con calidad fue producida por Disney en 1959 y la calidad del mensaje que transmite es bastante grande, sin pensar en la grandeza de un héroe. El tercer hombre en la montaña es una película clásica donde conquistar una cima es el tema principal, pero deja de serlo cuando se antepone algo más importante.
En general, las películas de montaña comerciales han sido malas por una razón: pretenden explotar al máximo el rasgo de aventura que la montaña puede ofrecerle al héroe y entonces el héroe se convierte en superhéroe y deja de lado todo lo que es la montaña. Ejemplos claros son La montaña (1956), Riesgo total (1993) y Límite vertical (2000), entre muchas más.
Disney también hizo su incursión en el cine de montaña y produjo El tercer hombre en la montaña, que fue proyectada como película en 1959 pero que también pasaron por televisión a partir de 1963. Es quizá por lo que muchos la recordarán: un programa de Disney en dos episodios que narra la conquista de una montaña: la Citadel.
La historia va más allá de la conquista: un muchacho de 18 años trabaja de lavaplatos en un hotel de Kurtal, al pie de la Citadel, y sueña con escalar. Su padre había sido un reconocido guía de montaña que murió al atender a una persona herida tras bajar de la Citadel con un rostro de satisfacción. Desde entonces, nadie en Kurtal ni en otros lados se atreve a ir a la montaña porque la declaran maldita además de inescalable.
Pero al joven Rudi no le es permitido pensar siquiera en ser guía de montaña. Su tío —que sí es guía— se encarga de vigilarlo, pero eso no impide que el joven lavaplatos sigua soñando con escalar precisamente esa montaña y escape de su trabajo para subir montañas cercanas. En una de esas escapadas escucha la voz de alguien pidiendo auxilio y lo rescata de una grieta. Ese alguien es el capitán Winter, quien está realizando exploraciones en la montaña para escalarla.
La historia se desarrolla a partir de entonces, hacia la montaña. Rudi escapa del pueblo cuando sabe que dos personas están en el refugio. Sabe de quién se trata y no se lo quiere perder. Tras una breve exploración, se dan vuelta y regresan al valle a comprar víveres. Pero Rudi no puede hacerlo porque ha escapado así que se dirige hacia lo alto, para buscar un camino a través de la sección más difícil de la montaña y lo encuentra diciendo “¡La ruta de mi padre!”.
A su regreso al refugio encuentra no sólo al capitán y su guía (de otra aldea) sino también a varios guías de Kurtal que se niegan a permitir que alguien que no sea de su propia aldea suba “su” montaña. “Hablas y hablas pero has subido hasta aquí porque estoy yo”, dice el otro guía. Finalmente, el tío de Rudi acepta subir la montaña junto con su sobrino.
La conquista de la Citadel se culmina, pero no por los cuatro, sino por el tío y el capitán Winter. Rudi ayuda a bajar al otro guía, que sufrió una caída. La llegada al pueblo es en medio de fiesta y se reconoce que Rudi fue el pilar clave del ascenso y la camisa de su padre ondea en la cumbre de la Citadel.
La historia fue escrita por el montañista James Ramsey Ulman como Una bandera en el cielo y refleja el espíritu del montañismo mucho más certeramente de lo que lo han hecho muchas otras películas. El conflicto entre ser guía o no, se refleja en las palabras de la novia de Rudi cuando la madre de éste le pregunta si sería esposa de un guía de montaña:
“Sí, o de un lavaplatos o de un propietario de hotel, pero nunca de un propietario de hotel que quisiera escalar montañas porque un hombre debe hacer lo que siente que debe hacer, o no es un hombre. Y nadie, esposa, madre o novia, tiene el derecho de convertirlo en alguien que no quiere ser.”
Lo interesante es el conflicto entre pueblos. Esa competitividad por ser el guía en “sus” montañas y que nadie más pueda acceder a ellas. Es posible que en el tiempo de Ulman este conflicto haya sido muy fuerte y por eso se refleja de esta manera en la película.
La parte técnica está muy bien cuidada. No hay escaladas sensacionales que hagan parecer a nadie el héroe de la película. No se destaca la fuerza, ni la temeridad ni se rescata a una persona a riesgo de la propia vida. La única parte decepcionante es cuando dos personas elevan a otra a fuerza de brazos mientras ella queda colgando del vacío. Conociendo la meticulosidad de Ulman, le damos el privilegio de la duda: es posible que así se haya hecho entonces.
El equipo usado es como el que se usaba en la época (sólo hay que recordar que la Citadel no es otra que el Cervino y se desarrollan en el mismo tiempo): enormes hachas que cargan como piolets, cuerdas de algodón trenzado, las botas con estoperoles… aunque de repente aparecen botas con suela vibram (que no aparecieron sino décadas después de la conquista de la última montaña de los Alpes) o detalles pequeños.
Al inicio está el agradecimiento a “la gente de Zermatt, sus guías y los guías de Chamonix”. Agradecimientos bien merecidos porque lograron una película comercial de buena calidad, incluso para los estándares actuales.
Ficha técnica
Título original: Third man on the mountain
Estreno: 1959
Duración: 107 minutos
Idioma: inglés
País: Estados Unidos
Director: Ken Annakin
Guión: Eleanore Griffin, basado en el libro de James Ramsey Ulman
Género: Aventura
Productor: Walt Disney
En general, las películas de montaña comerciales han sido malas por una razón: pretenden explotar al máximo el rasgo de aventura que la montaña puede ofrecerle al héroe y entonces el héroe se convierte en superhéroe y deja de lado todo lo que es la montaña. Ejemplos claros son La montaña (1956), Riesgo total (1993) y Límite vertical (2000), entre muchas más.
