La celebración del primer centenario del arribo de un ser humano al Polo Sur alcanzó al propio Polo y a muchos otros países, además de Noruega. Y ahora, a un día de la fecha, todo parece tranquilizarse aunque algunos grupos siguen su marcha hacia el Polo. La gente se ha ido marchando y el lugar queda tan solo y silencioso como cualquier verano allá.

Un grupo del Instituto Noruego Polar realizó una expedición financiada completamente por Noruega, pero los problemas meteorológicos les impidieron avanzar a la velocidad necesaria para llegar el 14 de diciembre. Dos de ellos decidieron no seguir en la parte final pero llegaron al Polo en avión y redactaron una carta para Roald Amundsen, que también firmó el director del instituto, Jan-Gunnar Winther.

Este es un extracto de esa carta:

Muy apreciado Señor Amundsen,

Gracias por permitirnos seguir en las hace tanto tiempo desaparecidas huellas de sus esquíes, durante las pasadas semanas. De sentir por nosotros mismos sus experiencias y dificultades en este desierto helado. Tuvimos que apretar los dientes para hacer unos 4 km/h ahí donde usted voló a unos 7.5 km/h detrás de los perros. Pero algunas veces nos deleitábamos con el viento.[…]

Su grupo y el nuestro teníamos prisa. Usted tenía que llegar primero que Scott; nosotros debíamos ponernos a la par con usted. No fue una tarea fácil.

Estamos profundamente impresionados por sus habilidades de organización, eficiencia y dedicación […] Pero más que nada porque usted entró a un territorio completamente desconocido con una presión inhumana sobre sus hombros.

¿Fueron estas consideraciones lo que les llevó a ustes y sus hombres a tomar riesgos innecesarios entre las grietas? ¿O fue precisamente por ello por lo que triunfó?

Después de haber estado tan cerca de usted, debemos agradecer humildemente su compañía. Lo que usted, Bjaaland, Hassel, Hanssen y Wisting lograron es digno de celebrarse cien años después.

Menos personal, pero más publicitada, fue la declaración del Primer Ministro Jens Stoltenberg, quien ayer celebró una ceremonia para conmemorar ese centenario y de paso reveló un busto de Roald Amundsen… en hielo: “Estamos aquí para celebrar una de las hazañas más grandes en la historia de la humanidad”.

A un siglo de distancia, parece increíble cómo el acto de un solo hombre pudiera tener tanta importancia. Disculpas si no menciono a sus compañeros pero en este momento estoy pensando en el Roald Amundsen que decidió cambiar los planes y no decírselo a nadie sino hasta el último momento, para que no pudieran echarse atrás… con el riesgo de un motín. En este caso, se parece mucho al Hernán Cortés que quemó sus naves y se adentró con un puñado de hombres a conquistar un continente.

“La expedición polar de Roald Amundsen contribuyó a formar la nueva identidad nacional de Noruega”, dijo el Primer Ministro, aunque yo añadiría que la de Amundsen era la culminación de lo que Fridtjof Nansen había comenzado años antes con su intento al Polo Norte.

Aunque el Polo Sur era considerado “El último lugar de la Tierra” cuando Amundsen lo alcanzó, ahora es alcanzado por cientos al año, gracias a la tecnología actual. Pero más importante que las “masas” que lo alcancen es mantener a la Antártida tal como es y que no sea propiedad de una nación, aunque haya varias que reclamen para sí partes del continente.

Mientras tanto, el busto de hielo de Amundsen en el Polo Sur, seguirá hasta que el solo lo derrita. ¿Cuánto tardará?