Carlos García Ayala y Giusseppe Torres estuvieron en Groenlandia para escalar el Tinninnetup II, la que sería la pared del sexto continente para Carlos.
Del 23 de julio al 9 de agosto los escaladores mexicanos Carlos García Ayala y Giusseppe Torre estuvieron en Groenlandia para ascender el Tinninnetup II (1,511 metros), en Groenlandia, como parte del proyecto de Carlos llamado “Siete grandes paredes, siete continentes”. Esta sería la sexta gran pared para Carlos, quien ya ha abierto rutas en América, Europa, África, Asia y Oceanía.
Estudiando la pared.Fotos: cortesía del sitio web de la expedición
El 23 de julio un barco los dejó en la costa y regresaría por ellos semanas después. Durante ese tiempo hicieron el acercamiento a la pared con varios viajes en los que desplazaron su carga hasta lo que ellos consideraron su campo base. El 31 de julio los dos escaladores se acercaban a la pared del Tinninnetup II “hasta donde no se puede subir más desencordado “ y comenzaron su escalada.
En un principio pensaron subir por la cara este pero al final eligieron la cara norte porque implicaba menos maniobras en la pared. Su ascenso fue por roca sólida pero en algunos lugares no pudieron colocar protecciones buenas porque “no tuve que llegar a ellos para que se botaran los dos y caer por la cuerda hasta mí.”
En el principio de la línea de ascenso.
Cuando subieron por una grieta mojada, el costal en que llevaban su equipo acabó mojado pero lo atribuyeron a que se había mojado mucho por el arrastre y continuaron escalando. Al término del día de trabajo, apenas a 200 o 300 metros de la cumbre y cuando estaban instalando su vivac, se dieron cuenta que todo el contenido del costal estaba empapado: su contenedor de agua se había roto. Les quedaban 2.5 litros y aún les faltaba llegar a la cima y regresar. Carlos comentó:
—¿Sabes que nos tenemos que bajar ahora?
Durante el cuarto largo, hacia el lkugar de vivac en la pared.
Giusseppe asintió y comenzaron a descender, perforando la pared para instalar los anclajes para descenso. En la base, aún pensaron que podían intentarlo o al menos una pared más pequeña y rápida donde pudieran ascender en estilo ligero, pero un chequeo de comida les hizo cambiar de opinión: aún debían regresar a la costa.
En la costa tuvieron suerte y fueron recogidos por unos pescadores, que los regresaron a Nanortalik. Para ambos, la expedición no fue un fracaso porque “Pudimos ser los primeros mexicanos en venir a intentar una línea en ese inexplorado lugar del planeta al intentar abrir una ruta de gran pared y pudimos resolver más de la mitad de la pared.”
