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Montañismo y Exploración
Récord de velocidad en el Chopicalqui
9 agosto 2011

El pasado 15 de junio César Rosales estableció un récord de velocidad al subir al Chopicalqui (6,345 metros) y regresar a su punto de partida (3,900) en menos de cinco horas.







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El Chopicalqui (6,354 metros), una de las montañas más distintivas en Perú por ser asiduamente visitada, fue el objetivo de César Rosales, un guía de montaña peruano que quiso establecer un récord de velocidad en esa montaña. Se dio a sí mismo un tiempo corto para hacer el vioaje redondo hasta la cima y de regreso: menos de cinco horas.

César partió del campo base de Cebollapampa (3,900) el 15 de junio del 2011 a las 4:30 de la mañana y con la luz de la luna pasó el bosque y la morrena que hay entre el Chopicalqui y el Huascarán Sur. Alrededor de los cinco mil metros se cambió de calzado por unas botas plásticas y crampones ligeros. Así pasó por el campo 1 (5,400) y el campo 2 (5,700).

César Rosales llegaba a la cumbre del Chopicalqui a las 7:50 de la mañana, con apenas 3:20 en un desnivel de 2,445 metros hasta la cima.

El regreso lo hizo aún más veloz: de la cumbre pasó por los campos altos, el glaciar, la morrena, el bosque… y a las 9:13 estaba de nuevo en el campo base de Cebollapampa: habían transcurrido 4:43 horas, justo el tiempo que él se había concedido.

Pero Rosales no parecía haber hecho un esfuerzo atlético fuera de lo común, pues estaba en buenas condiciones y eso que descendió del Chopicalqui en sólo 1:23 horas. El ascenso y descenso fueron documentados por María Elena Rondoy, del Instituto Peruano del Deporte (IPD), quien realizó varias grabaciones desde el campo base.

Aunque César Rosales ya había establecido algunas marcas de velocidad en otras montañas  de los Andes (Chimborazo/ 6,390 metros/Ecuador/ 25 de mayo 2008/ 2:38 horas// Huayna Potosí/ 6,088 metros/ Bolivia/ 3 de coctubre de 2009/ 2:21 horas), para él no se trata solamentye de establecer una marca, sino de un acto que llamará a las personas a hacer realidad sus sueños y promover la economía, generosidad, creación artística y solidaridad, específicamente de las poblaciones campesinas.

“Dedico esta hazaña a todos mis compañeros, amigos que me ayudaron y en particular a todos los niños de las aldeas de la Cordillera Blanca, que no tienen sueños ni metas en la vida; con esta carrera quiero decir a ellos que siguiendo los sueños se pueden obtener grandes cosas.”

Aunque subió solo, César Rosales tuvo un gran equipo que lo estuvo monitoreando en diferentes lugares: el campo base, la morrena, el campo 1, campo 2 y la cumbre. Colocar a 16 personas a lo largo de la ruta a esa hora no fue algo sencillo y se trata obviamente de un bien trabajo en equipo.

 

Con información deNuestra Montaña



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