El montañismo y la escalada fueron considerados durante mucho tiempo una actividad exclusiva para los elegidos. Pero los tiempos han cambiado y cada vez con más rapidez: el Everest es subido por cualquier persona con el suficiente dinero, planeación y condición física, aún sin ser montañistas. Y en la década de 1980, cuando aparecieron los muros artificiales de escalada, comenzaba un giro importante: la escalada se convertía en un deporte de salón.
Por supuesto, los escaladores que vivieron el deporte antes que esto y aquellos que no se han trepado a un muro artificial, no ven con buenos ojos la proliferación de “su” deporte a tan gran escala. Si fuera en la montaña, tendrían razón.
La actividad masiva en los muros dio paso a algo más: las competencias, regionales, nacionales, continentales o mundiales. Cada vez más importantes y cada vez más numerosas. Y por supuesto, muchos pensaron en las Olimpiadas, el evento deportivo máximo en el mundo. Ningún campeonato mundial tiene la repercusión de unos juegos olímpicos.
Aunque sabían que sería a mediano plazo, los dirigentes de la escalada deportiva dieron los pasos para llegar a las olimpiadas: se separaron de la UIAA, que tenía un enfoque tradicional y crearon su propia federación. La separación fue vital, porque desde entonces había una federación que representara los intereses de los competidores y no los consideraba sólo como una fracción más de los montañistas.
El 4 de julio, el COI anunciaba que su Comité Ejecutivo había valorado a doce deportes para incluirlos en las olimpiadas de 2020 y entre ellos estaba la escalada deportiva. Cuatro de ellos fueron desechados y de los ocho restantes hay dos que fueron “removidos” después de las Olimpiadas del 2008 que tienen que ganar terreno nuevamente.
Los Juegos Olímpicos pueden abarcar un máximo de 28 deportes, así que sólo uno podrá ser electo para pertenecer a las olimpiadas de 2020 y la decisión final se dará en la sesión del COI de 2013, que se celebrará en Buenos Aires.
Lo que llama la atención es que en el mundo de la escalada haya opiniones encontradas y divididas en torno al tema. Para muchos de los que opinan que no debería ser un deporte olímpico, la razón fundamental es muy vaga. Lo cierto es que es un movimiento que ya tiene décadas y los escaladores deportivos son mucho más numerosos que los tradicionales. Sí, han tomado prestado el equipo y las técnicas, pero no los hace menos importantes.
La Federación Internacional de Escalada Deportiva (IFSC) seguirá aplicándose lo necesario para llegar a la meta y los escaladores seguirán compitiendo. Aquellos que no competimos, no tenemos por qué censurar un movimiento así. Deberíamos aplaudir porque han llegado lejos en tan poco tiempo.