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Montañismo y Exploración
Ascenso al Monte Rainier
25 julio 2011

El 9 de julio el guatemalteco Jaime Viñals alcanzaba en el Monte Rainier su cima 31 de las 50 más prominentes.







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Seattle es una ciudad que pasa prácticamente todo el año cubierta de nubes y lluvias incesantes, pero en esta época de verano todo cambia y se puede gozar de días soleados y se puede apreciar la imponente presencia en el paisaje del monte Rainier. El Rainier. Después de haber subido el Ras Dejen, en Etiopía, el monte Stanley, en Uganda y el Camerún en la república del mismo nombre, el Rainier se convertiría en mi cima 31 de la lista de las 50 más prominentes del mundo.

Vista aérea del Monte Rainier.Fotos: Colección Jaime Viñals.Click para agrandarlas.

En el grupo éramos diez miembros del Colorado Mountain Club, de Denver, y yo, de Guatemala: Bob Dawson, Marlene Swift, Wayne Herrick, Mark Wilson, Mark Silas, Mark Garlicky, Melanie Layton, Vern Bass, James Graham, Steve Hughes y Candies Winkle (todos de Estados Unidos) y Jaime Viñals (de Guatemala).

El 6 de julio viajamos a la montaña y después de una hora de carretera y la vimos desde otro ángulo: más salvaje, quizá. Era una montaña, en mayúsculas. Palabras mayores. A las siete de la mañana estábamos en la estación de guardaparques White River. Ahí presentamos el permiso para escalar la montaña y recibimos instrucciones para no perturbar la naturaleza durante nuestra estancia y finalmente nos permitieron la entrada al Parque Nacional Rainier, un lugar muy especial.

Aproximación al Monte Rainier desde White River.

Subiríamos por Emmons Glacier, que sube desde White River (1,300 metros) hasta la cumbre con un desnivel de 3,100 metros y 26 kilómetros por recorrer. Cruzamos por numerosos riachuelos, descansamos, bebimos y fuimos atacados por nubes de mosquitos y luego caminamos por una morrena de color azufrado por un par de horas más hasta nuestro primer campamento.

Al día siguiente nos adentramos en los campos bajos del glaciar ya encordados. Éramos tres grupos y mis compañeros de cuerda serían Wayne Herrick, Mark Silas y Melanie Layton. Con ellos tuve el placer de sortear cuatro grandes grietas abiertas en el glaciar Emmons y seguir durante cuatro horas más hasta Camp Schurman. Por ahí andaba el del equipo de rescate de alta montaña de Seattle haciendo prácticas de rescate en una de esas colosales grietas.

Paso en bosque alpino durante el acercamiento al Rainier.

A las 16:30 nos pusimos a hacer plataformas en la nieve para nuestras tiendas de campaña, derretimos hielo. En la noche hubo viento fuerte que se prolongó y todo el día siguiente estuvimos metidos en las tiendas esperando a que mejorara.

Para mí siempre ha sido difícil dormir el día previo a la cumbre. Esta vez no fue diferente, tal vez por la magnitud de la montaña, porque estaba muy emocionado o porque estábamos acostados sobre una plataforma de hielo. O quizá tan simple por no quedarme dormido a la hora señalada para partir (00:30 horas). Éramos un equipo fuerte, sólido, bien integrado. No había excusa para quedarse dormido. Además, sabíamos por comunicación satelital que el día siguiente sería bueno para ir a la cumbre: despejado mayoritariamente con viento moderado a fuerte en la cumbre durante todo el ascenso.

Wayne Herrick, Mark Silas, Melanie Layton y Jaime Viñals.

A la medianoche comenzó el ritual de vestirse y estar preparados para salir: encordarse y llevar todo el equipo necesario. Y todo con el sonido del viento pegando por fuera de las tiendas. Esperaba que fuera más tolerable durante el inicio del ascenso.

Pasamos Emmons Flats (lo más cercano a una planicie en medio del glaciar). El viento iba y venía con nosotros, pero tolerablemente. Al llegar cerca de los 3,355 metros pasamos otra zona de grandes grietas abiertas. Pasamos sólo de uno en uno por angostos puentes y empinadas paredes de hielo. Era un ritmo de avance muy lento.

Sol, neblina, viento, nevada y nuevamente Sol… todo en un solo día.

Después vino una larga travesía hasta alcanzar las cumbres Liberty Cap y Columbia Crest (a 3,970 metros). En ese sitio pueden coincidir las rutas Emmons Glacier (que seguíamos) y Disappointment Cleaver y fue una de las partes más largas. Luego, el viento nos golpeó con más fuerza porque habíamos abandonado ya la zona relativamente protegida de vientos.

Tan pronto como sorteamos la última gran grieta, hicimos un giro de 180 grados y enfilamos hacia la cumbre, fuimos sacudidos por un fuerte ráfaga de viento helado que nos obligó a cubrirnos toda la cabeza y cara de la nieve que parecían cientos de alfileres revoloteando a nuestro alrededor, pero eso mejor a congelarse. Tras deliberar brevemente dijimos: “vamos para arriba, ¡hasta la cumbre!”

Campamento a 2,800 metros en el glaciar Emmons.

Fuimos ganando altura y tras un rato más vimos las laderas rocosas del cráter del Rainier, que conducen a la cima. Nos emocionó saber que estábamos tan cerca pero tuvimos un nuevo problema: una nube nos cubrió y fuimos perdiendo visibilidad. Wayne dijo que su cara estaba muy fría, mis crampones no entraban bien en el hielo y Mark jaló la cuerda para que pusiera atención en el movimiento de las nubes. Algo verdaderamente espectacular.

Continuamos, yo, dando patadas al hielo para tener mejor agarre y alcanzamos una de las laderas finales del cráter, con fuerte olor a azufre. Hacía mucho frío y el viento limitaba la comunicación entre nosotros, pero estábamos contentos porque estábamos en la cumbre principal del Rainier, la Columbia Crest (4,393 metros). Todos juntos y a tiempo para bajar al Camp Schurman.

En la madrugada del ascenso a la cumbre.

Eran las 8:15 horas de ese sábado 9 de julio y yo alcanzaba la cima número 31 de las 50 más prominentes. Pero también era la cuarta de esa lista alcanzada este año.

Desde la cima pude ver a la distancia otras cumbres importantes de esa hermosa cordillera de las Cascada, como montes Adams, Baker, Hood y St. Helens. Todos vistos hacia debajo de nuestro horizonte, fue maravilloso. Estuvimos realmente poco tiempo en la cima debido al frío extremo y al viento fuerte que nos azotaba.

Agradezco a mis patrocinadores: Agrocentro, Aseguradora General, Audi Regesa, Banco Bac Credomatic, Bic No Sabe Fallar, Cerveza Gallo, Galletas Gama Fit, GNC, Grupo Melo De Panamá, Pastas Ina, Rexona, Super Cola y The North Face.

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