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Montañismo y Exploración
Tres días en territorio zapatista
26 diciembre 2010

El 16 de diciembre, Everardo Barojas llegó al Puerto de Cancún y con ello finalizaba su recorrido en bicicleta desde la ciudad de México.







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La vez anterior dejamos a Everardo en Tuxtla Gutiérrez, a punto de partir a San Cristóbal de las Casas y continuar con su proyecto de pedalear hasta Cancún como una etapa más de andar en bicicleta por todos los estados de México por caminos no tan frecuentados por ciclistas.

El camino que sube hacia la cumbre de Navenchauc, rumbo a San Cristóbal de las Casas.Fotos: Everardo Barojas.Click para agrandarlas.

La subida a San Cristóbal de las Casas desde Tuxtla implicó un desnivel de 2,400 metros en un camino que fue “de los más duros del viaje”. Aún tendría que atravesar la sierra chiapaneca rumbo a las planicies de la península de Yucatán. Así que partió de San Cristóbal rumbo a Ocosingo. Estaba entrando en territorio zapatista y ahí sufrió la mayor transformación de su viaje:

La laguna de Bacalar, un sitio verdaderamente especial.

“En este territorio yo no era más que un gringo; la gente local es arisca y antisocial. Los insultos me llegaban cuando me veían pasar y ni se les ocurría que yo hablara español. Cuando mi humor no era tan resistente, los insultos también volaban en sentido contrario. La belleza natural de la zona es increíble. En total, estuve tres largos días rodando por territorio zapatista, nadie me brindo hospitalidad y recibí constantes advertencias de que asaltaban por la zona. Debo decir que no tengo inclinaciones políticas definidas.”

Rodando ilegalmente por la autopista a Cancún. ¡Estuve siguiendo esa sombra todo el camino!

Cuando llegó a Palenque, el mundo era otro: un sitio acostumbrado a la llegada continua de cualquier tipo de viajero, fue bien recibido. De ahí continuó a Escárcega (estado de Campeche) por caminos secundarios donde no pasaban muchos autos e incluso algunos tramos de terracería. El camino hacia el puerto de Chetumal, Quintana Roo, se convirtió en un placer, pues la carretera antes tan temida por ciclistas y automovilistas, tiene ahora un acotamiento bastante grande por donde un ciclista puede transitar sin problemas.

Mi refugio de bajo impacto en la selva de Yucatán, ni siquiera es necesario encontrar un lugar plano ni limpio.

Cancún estaba a poca distancia (y prácticamente en terreno plano) hacia el norte, así que Everardo decidió alejarse de los caminos más transitados (no llegar a Playa del Carmen o Tulúm, por ejemplo). Con ello descubrió que ahí la gente se transporta básicamente en bicicleta por ciclopistas y donde “encontrar un lugar para pasar la noche en medio de la selva nunca fue un problema”.

La costa de Cancún, la meta.

El último día de su viaje, pedaleó 206 kilómetros hasta llegar a Cancún, meta de esta nueva etapa de Rodando por los caminos de México. Everardo pronto nos enviará un artículo con mucha más información y fotografías.

Ver Rodando por los Caminos de México en un mapa más grande



 



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