Ninguno de nosotros reta a la muerte a la ligera, aunque nos enfrentamos a ella con frecuencia y mantenemos con ella unas relaciones más personales que una persona que considera que segar el césped ya es un gran mérito deportivo. No es necesario perder palabras en esto, si no uno tendría que preguntarse cómo puede haber aún personas que se arriesguen para alcanzar un importante objetivo.
Peter Habeler
Alguien escalará un día esta tremenda pared [sur del Dhaulagiri], alguien a quien le importe más la ambición que el riesgo.
Peter Habeler
…cuanta más fantasía tiene un alpinista, más probabilidad de sobrevivir a la larga. Pero el alpinista no necesita solamente fantasía, también necesita astucia. Tiene que ser capaz de valorar un riesgo, tiene que intuir cuándo no existe ya probabilidad de éxito y tiene que ser lo bastante listo para regresar en el momento justo. También se precisa astucia para valorar con exactitud las propias fuerzas.
Peter Habeler
La altura puede hacer cambiar completamente el carácter de una persona. El amigo que tienes en la civilización, puede convertirse en la altura en tu enemigo. Te repugna su aliento, sus bromas durante las comidas, el ruido que hace al masticar, el mal disimulado triunfo cuando se sirve los más selectos bocados, su manera ridícula de andar, incluso el corte de su traje y el color del remiendo de su pantalón pueden irritar y crear un odio casi insoportable.
Peter Habeler
…quien lucha por la vida no tiene tiempo para preocuparse por tener miedo.
Peter Habeler
… también nosotros, los alpinistas, somos solamente hombres, hombres con todas las debilidades humanas. También entre nosotros están a la orden del día los celos, como suele ocurrir entre los actores. También entre nosotros existe la envidia por una victoria que ha conseguido el otro. Y, a menudo, se interfieren importantes intereses económicos.
Peter Habeler
Reinhold confesó una vez: “En el fondo cualquier expedición la hago solamente para mí. Y para nadie más.” Fue muy franco. Si lo pienso bien, hasta cierto punto, eso era válido para mí. Necesitaba el éxito tanto como Reinhold, por motivos muy personales. Hubiera sido hipocresía hablar de ideales. Quería hacer algo que nadie creía que fuese posible, algo que poseería yo solo, una victoria en solitario.
Peter Habeler
Nos arrastrábamos a paso de tortuga, confiando únicamente en nuestro instinto. El sol resplandecía en la nieve y la atmósfera por encima de la cumbre era de un azul tan intenso que casi parecía negro. Estábamos muy cerca del cielo. Habíamos subido con nuestras propias fuerzas allí arriba, al trono de los dioses.
Peter Habeler
Después de regresar a casa, se nos agasajó a Reinhold y a mí como vencedores del Everest. Esto es un error. El Everest no ha sido ni vencido ni domado por nosotros. Él solamente toleró nuestra presencia. Si se pudiera hablar de una victoria, sólo se podría hablar de una victoria sobre el propio cuerpo y sobre el miedo.
Peter Habeler
