En la amplia planicie del Amazonas, se levantan varios tepuyes con miles de millones de años de antigüedad. El más conocido y alto, el Roraima, fue visitado en enero por tres escaladores que terminaron por hacer una nueva vía: Guerra de Luz y Sombras.
El Monte Roraima es mágico. Enclavado en la selva del Amazonas, ha dado pauta para varias obras, por ejemplo: El mundo perdido de Arthur Conan Doyle (sí, el creador de Sherlock Holmes). Pero lo conoció todo el mundo apenas el año pasado gracias a la película Up. El Roraima es en realidad una de las mesetas de arenisca que sobreviven de la gran erosión que formó toda la cuenca del Amazonas y sirve como linde divisoria para Brasil, Guayana y Venezuela.
En el Roraima.
Fotos, cortesía de Eliseu Frechou
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A esas mesetas se les conoce con el nombre de tepuyes, pero el Roraima es el más alto de todos: 2,810 metros de altitud. Ahí, entre la selva y con mitos de mundos perdidos y casas que terminan en lo alto del Roraima, Eliseu Frechou, Márcio Bruno y Fernando Leal pasaron doce días escalando por una de las paredes del lado de Guyana.
La escalada no fue sencilla, independientemente de su grado de dificultad final. Pero tampoco lo fue el arribo a la pared: los escaladores viajaron en helicóptero y aterrizaron en un pequeño espacio de 4x5 metros, justo bajo la cascada más grande de la montaña.
Durante los primeros 150 metros tuvieron que limpiar la pared de plantas y rocas sueltas, algo complicado si se tiene en cuenta que la formación geológica del Roraima tiene dos mil millones de años. La mitad de la historia del planeta. Después de eso, la roca se volvió más disfrutable: más sólida y con grietas en donde proteger.
El quinto día les sorprendió una fuerte lluvia como sólo en el Amazonas caen: cuatro días atrapados en su portaledge. “No me malinterpreten: ¡queremos salir de aquí!·, dice uno de ellos en el video. Quizá porque tuvieron que convivir con arácnidos, insectos, reptiles y otros animales que habitan la pared desde hace millones de años.
Pero el día 12, llegaban al borde. Borde porque la cima aun estaba lejos. Habían abierto una nueva ruta a la que llamaron “Guerra de Luz y Trevas” (Guerra de Luz y Sombras: VI, 5.11a, A3, 650 metros).
El primer ascenso de esta pared lo realizaron en 1973 los escaladores británicos Joe Brown y Don Whillans, dos leyendas del montañismo mundial.
