follow me
Montañismo y Exploración
Una montaña completamente blanca
26 octubre 2009

El pasado 11 de mayo, Denis Urubko y su compañero Boris Dedeshko llegaron a la cumbre del Cho Oyu por una nueva y muy difícil ruta. El siguiente es el reporte de Urubko sobre esa escalada, reproducido con permiso de Mountain.ru.







  • SumoMe

Lamentablemente, durante varias semanas hubo algunas razones que evitaron que escribiera sobre la nueva ruta del Cho Oyu.

Durante casi dos años Boris Dedeshko y yo hemos escalado rutas difíciles juntos. Él tiene gran interés en el montañismo y hemos tenido buenos resultados. Más allá del entrenamiento técnico, también tiene experiencia con la gran altitud: Khan Tengri, Makalu, el Pico de los Ocho Alpinistas (Pik Vosmi Alpinistok) y también somos amigos. Así, sucedió que en al principio de abril (2009) estábamos en Nepal, pensando cómo usar racionalmente el dinero de nuestros patrocinadores para la apotheosis final. Nuestros patrocinadores fueron las companies “New Tech” y “Kazakhstan Kagazu (Казахстан Кагазы)”.

La ruta en la pared sureste del Cho Oyu

Nos aclimatamos en la región del Khumbu, primero con un trekking fácil hasta los 5,900 metros. Andrew Starkov, un pintor, nos acompañó y queríamos observar esta bella región. Mientras tanto, Mingma, mi compañero eb varias expediciones al Himalaya, vino a Gokyo para instalar el campamnto base. Cuando Boris y yo arribamos al pie del Cho Oyuu el 15 de abril, habíamos caminado mucho a través de los pasos pero todo estaba listo para la expedición.

No quisimos comenzar nuestra ruta antes  del ascenso mismo y fuimos a las pendientes del Ngozumba-Kang para aclimatarnos. Allá esquivamos las cascadas de hielo durante cinco días y alcanzamos los 7,100 metros de altitud. Vivaqueamos y entonces descendimos. He trabajado con este sistema desde hace mucho tiempo.

Semana y media después, el 6 de mayo, después de habernos enfermado y descansado y explorado el acercamiento a la cara suroeste del Cho Oyu, dejamos nuestro campamento base para intentar nuestro objetivo principal. Llevamos comida para un ascenso de cinco días con uno de descenso; planeamos descender por la vía austriaca de de 1978 en la cara oriente.

Llevamos también la mitad de nuestra tienda para la ruta: una tienda interna con dos estacas en lugar de cuatro. Después de acampar al pie de la montaña a 5,300 metros, comenzamos en lo más profundo de la noche. LA ruta comenzaba a los 5,600 metros y ascendimos con seguro hasta los 5,800. Generalmente elegimos una línea estimada muy estricta. Había varias cascadas de hielo por encima y si alguna caía podría herirnos. La nieve fresca de la tarde no ayudaba a mantenerla firme. Durante el ascenso y noche en la sección baja de roca, las avalanchas y caída de piedras se producían a una distancia de dos a tres metros.

Escalábamos con dos cuerdas de nueve milímetros. Después, comenzaron algunos bastiones fáciles de roca. Algunas veces era posible ascender con calzado de escalada pero con frecuencia teníamos que usar crampones para esquivar los muchos corredores de hielo. Ese día sólo pudimos escalar hasta el nivel del techo, donde acampamos a 6,100 metros. Pasamos la noche medio sentados en la tienda y continuamos con el amanecer neblinoso.

El techo fue tan largo como 80 metros y escalamos en artificial mucho. Era una serie de lajas y gargantas y alcanzamos los 6,600 con una nevada. Aquí acampamos, bajo el amparo de un serac.

Denis Urubko.
Haz click en las imágenes para agrandarlas.

La mañana siguiente fue maravillosa. Llegamos a casi 6,900 metros a través de las series de aristas de hielo cuando el mal tiempo llegó desde el oeste. Quiero mencionar que la estación 2009 difirió de lo usual en condiciones meteorológicas en el Himalaya. En vez de nevadas vespertinas diarias con raras toermentas de dos a tres días de duración, el tiempo fue muy contrastante. El buen tiempo duró 4-5 días, entonces llegó un ciclón por un lapso de tiempo igual. Ese día alcanzamos 7,100 metros. Es mejor no recordar cómo escalé esas terribles áreas de nieve. Aplastamos nuestra pequeña tienda en una rimaya      pequeña. En la noche fuertes avalanchas volaron sobre nosotros varias veces; lo supimos por el “boom” y la vibración bajo nuestras bolsas de dormir.

El tiempo no mejoró por la mañana, pero bajo abrigo de esta grieta, que se inclinaba ascendente y derecho, podríamos tomar ls presas en la roca. Los seguimos hasta los 7,300 metros y entonces atravesamos hacia la derecha bajo nivel del serac. Éramos afortunados de que las avalanchas recientes no tomaran tal pendiente; la nieve que cubría las rocas y el hielo estaba pegado y escalamos subimos más o menos con facilidad en lugar de hacer trabajo técnico y físico.

Una vez una avalancha de medio metro comenzó bajo mis pies y rodó encima de Boris, quien estaba asegurando. Tuvimos que trabajar en a fondo al pasar los desplomes helados. La nieve era a veces tan profunda que nos llegaba a la cintura pero las paredes de hielo eran útiles para asegurar. Hacia el crepúsculo habíamos alcanzado los 7,600 metros y cavamos otra vez bajo una grieta pequeña.

Por entonces era tiempo de cambiar nuestra táctica y la línea de la ruta. Considerando las condiciones difíciles de la nieve, el descenso por la ruta austriaca no sería posible así que la ruta fue planeada como absolutamente independiente y se dirigiría hacia la izquiera, hacia un corredor peligroso. Así que decidimos escalar en la aroste sureste de la ruta polaca y descender a lo largo de la línea de ascenso.

La noche del 11 de mayo el tiempo mejoró. Todas las noches eran muy frías y daban miedo. A las 4 am nos aventuramos a dejar la tienda y escalamos diagonalmente hacia la derechay arriba, asegurando con rocas y protuberancias del hielo. Teníamos varias anillas, un juego de nueves y friends y seis tornillos para hielo. De nuevo estábamos de suerte porque el día anterior hubieron avalanchas fuertes y la nieve fresca cayó en ellas, así que avanzábamos por nieve firme, pero algunas veces en las travesías de las ramificaciones del corredor, nos movíamos en nieve hasta la cintura.

En la pared.

Alrededor de las 9 am escalamossobre la arista a la izquierda del corredor, luego por dos fáciles paredes de roca y alcanzamos la arista sureste “polaca” aproximadamente a 7,950 metros. Mientras tanto, decidí dejar una mochila en la nieve para orientarnos de regreso. La ruta iba por una serie de cornizas de nieve entre amplias zonas de nieve suave. Nos asegurábamos prontipalmente con los matrillos de hielo, algunas veces con los tornillos para hielo o cavando en la nieve. Íbamos cada vez más lentos y nos cansamos, así que los seguros no siempre eran confiables, pero estábamos con suerte.

El tiempo era asqueroso: brisa ligera, nieve monótona y niebla densa. Nos orientamos con una torre distintiva en forma de cuerno a la izquierda de la línea de subida. Sólo podíamos discernirlo. A la derecha veíamos rocas y seracs de los bordes de la meseta. Bajo la abrupta sección de la última garganta, donde hubo un peligro real de avalancha, decidimos que debíamos regresar. Llegó la oscuridad. Y la obstinación y la malicia ganaron: continuamos.

La nieve acumulada en las pendientes orientales volaba por el viento oeste así que teníamos nieve hasta la cintura. Sólo en la última sección de la arista, a casi 200 metros de la cumbre, la nieve se hizo menos profunda y nos llegaba sólo hasta la rodilla. A las 20:10 alcanzamos la meseta del Cho Oyu. La arista se ensanchó, la pendiente disminuyó y apareció la meseta en dirección al Tíbet. Hicimos fotos y descendimos.

Llegada a la cumbre "con nieve hasta las rodillas".

Pudimos ver nustro camino por la zanja profunda en la nieve y a los 7,950, estaba mi mochila. Descendimos sin problemas y casi a las 00:30 alcanzamos nuestra tienda a 7,600 metros.

No pudimos descender temprano por las fuertes nevadas así que decidimos esperar. Pero las avalanchas comenzaron a sepultar nuestra tienda y a separarla de la pared. Una o dos veces fuimos sepultados completamente. A las 8 la niebla se abrió un poco y vimos el Everest y Lhotse hacia el este. Decidimos forzar nuestro descenso porque el mal tiempo regresaba.

De nuevo sucedió que la nieve reciente cayó como una avalancha y tuvimos tiempo de curzar rápidamente la sección más peligrosa bajo el nivel de los seracs.Una vez mientras repaleábamos cayó un pedazo de hielo o piedra voló desde Borisy me golpeó malamente en la cabeza.

Boris y yo pasamos esa noche en una cueva pequeña bajo el berschgrund. La nevada continuó. Las avalanchas estaban por todos lados, algunas se colapsaban y estrellaban, a veces sobre nosotros y vertían sobre nuestra tienda algo de nieve polvo. Sólo nos quedaba té y cien gramos de carne seca.

La siguiente mañana la historia se repitió. Aproximadamente a las ocho el sol apareció por media hora y continuamos. Rapeleamos en doble cuerda por 25 metros. Boris, quien iba por delante, fue alcanzado dos veces por avalanchas y quedó colgado como un pescado en el anzuelo. Lo bueno es que habíamos colocado los tornillos en hielo muy confiable y soportaron la carga. Hacia las 17:00 habíamos descencido hasta los 6,600 metros y para entonces el tiempo se convirtió bruscamente en diáfano y todo cambió, como en un cuento de hadas. A la distancia, el Everest parecía estar muy frío.

Por la mañana continuamos. Era la primera vez en cinco días que hacía calor. Descendimos por los desplomes de paredes heladas. En la roca también tuvimos que pendulear para llegar a la pared. En la oscuridad descendimos por el glaciar y acampamos después de habernos perdido un poco. Esa tarde se nos terminó el gas.

Al día siguiente nos tropezábamos en los agujeros de la morrena tapados por la nieve, evitando las lagunas de nieve derretida pero no podíamos apagar nuestra sed. Después de seis horas, estábamos de nuevo en el campamento base. Nuestros cocineros habían permanecido ahí once días a pesar de que les dijimos que estaríamos ausentes diez. Y nuestra base estaba ahí.

La pared suroeste del Cho Oyu con la nueva ruta.

En la mañana vinieron los yaks, organizamos la caravana y regresamos. En la aldea de Gokyo los nepalíes hicieron una verdadera fiesta para nosotros, nos entretuvieron, preguntaron, trataron de cargarnos… Era una alegría que difícilmente percibimos porque estábamos muy cansados. Pude abarcar mi muslo con mis manos: era la segunda vez en mi vida. Boris y yo perdimos cerca de 10 kilogramos cada uno.

Agradezco con todo mi corazón a nuestros patrocinadores (“Newtech” y “Kazakhstan Kagazu (Казахстан Кагазы)” por este ascenso. Gracias a nuestros esfuerzos conjuntos pudimos hacer una nueva ruta superdifícil en la cara de una de las montañas más altas del mundo. Además, yo completé elprograma de ascensos de las montañas más altas del mundo: las catorce cimas con una altitud de más de ochomil metros. La corona de los Himalayas pertenece ahora a Kazajistán.

Visita la galería completa de la expedición



 



Suscríbete al Boletín

Google + Facebook Twitter RSS

 

Montañismo y Exploración © 1998-2024. Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con SIPER
Diseño por DaSoluciones.com©