El 10 de julio se convirtió en el día de ataque a la cumbre en el Nanga Parbat, la “montaña asesina”, como se le conoció durante años en Alemania. Pero además de las cumbres, hubo dos personas que murieron. El primero fue Wolgang Kölblinger, miembro de una expedición austriaca que subía por la ruta normal, la Kinshoffer. Sus compañeros se habían dado vuelta debido al mal tiempo pero él continuó hasta la cumbre con el grupo coreano. Poco después de comenzar el descenso, al parecer perdió el equilibrio y cayó.
En el muro de la ruta Kinshoffer, en el Nanga Parbat.
Fotografías: cortesía del sitio web de Gerfried Göschl
Al día siguiente caía Go Mi Sun, una escaladora coreana que pretendía llegar a ser la primera mujer en subir los 14 ochomiles. Después de bajar tarde de la cumbre, Go Mi Sun y sus compañeros vivaquearon en algún lugar y al otro día bajaron al C4 a descansar. Pero en algún lugar entre el C2 y el C3, Go Mi Sun cayó y encontró la muerte. Su cuerpo fue rescatado días después por los helicópteros de la aviación de Paquistán.
“Tristeza. Es la palabra que describe los sentimientos aquí, en el CB”, escribía Giusseppe Pompili en su blog. “Algunos dicen que la cuerda en la sección donde cayó había sido quitada.” Una cuerda que había sido quitada. Sólo una suposición más como las que se formulan en casos como este.
Pero pocos días después, Joao García, el portugués que había logrado en el Nanga Parbat su penúltimo ochomil, escribía una fuerte carta reprochando al equipo austriaco no haber cooperado con las cuerdas suficientes.
Nosotros fijamos las cuerdas en la ruta al C2. Fijé 100 metros por encima del C2 porque había pasado dos noches ahí. Entonces les a los austriacos más cuerda. Me dieron un rollo de 120 metros. La coloqué justo por encima de la que había fijado antes. Esta cuerda fue después removida, ¡justo en la sección donde Miss Go cayó!, dice Joao en su reporte entregado a ExplorersWeb.
Joao García en la cumbre del Nanga Parbat el 10 de julio
La carta de Joao no queda ahí, sino que señala que el trabajo en la montaña no fue equitativo y que los austriacos hicieron menos de lo que habían acordado en una reunión todas las expediciones.
En tanto que nosotros habíamos aceptado todos los términos, la contribución de los austriacos llegó a remover la cuerda de secciones que ellos consideraban sobreprotegidas… El punto es que los austriacos fijaron un total de 44 metros por persona mientras que tres de nosotros lo hicimos con 140 cada uno, como hicieron los coreanos” [N. de MyE: el acuerdo había sido fijar cien metros por persona].
Gerfried Göschl, el líder de la expedición austriaca
La acusación es fuerte. Muy fuerte. Pero a Lena Laletina le llamó la atención a otro incidente similar que sucedió también en el Nanga Parbat en el 2003:
“Lo interesante sucedió cuando yo descendía por las cuerdas fijas. Por encima del Campamento 2, en el lugar donde la arista de nieve se interrumpía por rocas, descubrí que alguien había estado ahí cuando nosotros estábamos ausentes. Era el lugar donde yo había fijado una excelente cuerda de [Jean-Christophe] Lafaille para andar seguros en la parte de roca y nieve de la pendiente. Y ahora veía con interés que no estaba más esa cuerda, sino que alguien había fijado pedazos cortos de cuerdas viejas usadas de 5-10 años de antigüedad. Fue en ese lugar donde caí. La cuerda se rompió cuando estaba peleando con el hielo. Pienso que sólo mi rápida reacción me salvó.”
ExplorersWeb envió el comunicado de Joao García al jefe de la expedición austriaca, Gerfried Göschl, que aún está en el Karakorum, intentando el K2. Su larga respuesta se resume a negar lo que Joao dice en su comunicado. “Ambos nos regimos por la ley europea. He decidido informar a mi abogado de esta mala información y su difamación hacia mí, otros y nuestro Club Alpino Austriaco (OeAV). Está violando mis derechos, pero quizá haya oportunidad de encontrarnos en otro lugar. Normalmente te encuentras con la gente dos veces en tu vida.”
En la ruta Kinshoffer, en el Nanga Parbat
Dejando aparte el problema que ahora existe entre Joao García y Gerfried Göschl, el problema principal en la montaña radica en ese reemplazo de cuerdas que ya han costado dos caídas, al menos documentadas, y una de ellas mortal. Por supuesto, nadie sería tan tonto de colgarse de cuerdas muy viejas y gastadas a la subida sabiendo que hay cuerdas nuevas para poner, pero la cosa cambia cuando uno viene de bajada cansado y con los reflejos lentos. Es bajar a como dé lugar. A Miss Go le costó la vida, Denis Urubko se salvó por su rápida reacción.
El hecho es preocupante y la pregunta surge: ¿en cuántas ochomiles más habrá pasado lo mismo pero no se ha reportado? Lo importante es que ya hay un punto que debe cuidarse y los futuros ascensionistas a cualquier montaña donde se fijen cuerdas deberían hacer hincapié en este aspecto de seguridad.