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Montañismo y Exploración
Un viaje a la Patagonia
29 mayo 2009

En enero, Jorge Colín y Axel Ávila fueron a la Patagonia con la intención de subir el Fitz Roy, pero habían llegado justo cuando comenzaba la ventana de buen tiempo y solo llegaron a cien metros de la cumbre. Este es el reporte que escribe Jorge Colín.







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Salimos de Río Blanco a las 13:00 horas para recoger el material que habíamos dejado en el Paso Superior. Comimos algo y con sólo tres litros de agua salimos hacia la Poincenot casi a las 18:00 horas. Atravesamos el glaciar y brincamos la rimaya aún de día, escalamos la rampa de nieve y hielo por la noche y al amanecer llegamos a la segunda parte de la ruta, que se suponía era escalada en roca máximo 5.9. Pero a pesar de no ser el Fitz, el mal tiempo de los días anteriores había dejado mucho hielo en la roca.

Jorge Colín en el Fitz Roy, un poco más arriba del inicio
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Nunca nos quitamos los crampones sino hasta la cumbre, a las 9:15 de la mañana. Hacía bastante frío y el día estaba nublado y a ratos caía nieve; la vista era simplemente maravillosa, estábamos felices pero teníamos que bajar porque no sabíamos si el tiempo empeoraría. Nos dimos prisa con las fotos y comenzamos el descenso.

Después de muchos rapeles (alrededor de 18) llegamos a la rimaya, la desescalamos y ya que caminábamos en el glaciar, el cielo se despejó y salió el sol. La temperatura subió tanto que nos acaloramos: el clima de Patagonia. Volvimos a dejar el material en el Paso Superior. Eran las 16:00 horas, luego bajamos a Río Blanco para descansar y así sumar 32 horas de actividad ida y vuelta.

De nuevo regresó el mal tiempo y aprovechamos para bajar a El Chaltén para lavar ropa y bañarnos (¡si que nos hacía falta!) cinco días más tarde intentamos de nuevo el Fitz Roy desde Río Blanco, esta vez el tiempo no fue como en el primer intento, nevaba y el viento soplaba, la visibilidad no era buena pero con ayuda de la brújula llegamos a la rimaya del Fitz.

Durante la noche el viento nos tiraba encima nieve-polvo mientras escalábamos el acceso de la ruta franco-argentina y cuando llegamos al primer tramo de la vía encontramos una gruesa capa de hielo que intentamos quitar, pero fue imposible. El viento soplaba más fuerte, teníamos frío y estábamos mojados. Creímos que no tenía sentido seguir ahí y empezamos a bajar.

Rumbo a la rampa de inicio

De nuevo en Río Blanco, con la moral no tan alta, secamos todo el material y planeamos nuestra última semana en este lugar. El pronóstico del tiempo hablaba de un par de ventanas cortas y algo inestables. Una parte de mí decía que tenía que aprovechar el buen clima y la otra parte me decía que quería bajar a El Chaltén a descansar.

En resumen  hicimos dos intentos al Fitz Roy, escalamos la aguja Poincenot y en la última semana escalamos la Aguja Guillaumet y la Aguja de la “S”, después bajamos a El Chaltén todo el equipo y descansamos un día completo antes de regresar a El Calafate y tomar el avión de regreso a Buenos Aires.

Mientras descansábamos en El Chaltén, el tiempo estuvo perfecto; era jueves y nos enteramos que la ventana de buen clima duraría hasta el martes siguiente. El Fitz Roy ya no tenía hielo y nosotros nos sentimos engañados. Esta vez no fue, ahora tenemos una espina que ya nos sacaremos la próxima vez.

En la entrada de la rampa

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