Carta del presidente de la Asociación de Montañismo y Escalada de Patagonia, Agreste Sur.

Aquellos que han visto el video con las últimas imágenes de Federico Campanini, sienten que algo deben decir. A muchos les diría que en estos casos es mejor informarse antes de hablar o escribir. Durante la primera quincena de enero participé de una expedición en Aconcagua, coincidió en tiempo y estuvimos muy próximos de esos acontecimientos.

El guía Federico Campanini

Por ello digo: la situación en la que ocurrió el extravío, la tarde del 6 de enero, origen de los males conocidos, abre algunos interrogantes, ya que Federico Campanini era un guía competente, habilitado por el Parque para ejercer ese trabajo y conocedor del cerro, y lo cierto es que resulta extraño que se haya perdido en un lugar tan obvio como es la cumbre del Aconcagua, aun en medio de una tormenta.

Como guía del grupo fue él quien tomó las decisiones, evaluó las condiciones meteorológicas y eligió el camino. Del rescate y los rescatistas, parece que no se ha difundido muy bien el carácter de los hechos. En primer término es imposible tratar de ilustrar acontecimientos, que duraron tres jornadas, y participaron un centenar de personas, con un video de 40 segundos y siete involucrados.

Se produjo un desplazamiento, tal vez nunca visto antes en Aconcagua, fue un operativo masivo, se dispuso a discreción el uso del helicóptero con los riesgos para el piloto y la nave, no solo estaban los rescatistas, sino un enorme despliegue logístico de asistencia para aprovisionar, dar energía y agua a los que ascendían en medio de una tormenta.

El Aconcagua, en enero.
Fotografías cortesía de Aconcagua Expeditions
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Los que se ven en el video son sólo una sección del grupo de voluntarios que ascendieron más de mil metros de desnivel en medio de una tormenta, sin más motivación que la solidaridad y el apego a la ética montañera. Alcanzaron la cumbre y descendieron por la vertiente Este, la que deriva hacia el Glaciar de los Polacos, unos cuatrocientos metros. Una vez allí comenzó el rescate, en principio de los que estaban más cerca de la cumbre en un lugar más elevado, y además pudieron incorporarse, y de igual manera fueron trasladados con muchas dificultades. Los que se ven, son los que llegaron hasta el accidentado que estaba más distante de la cumbre, Fernando Campanini.

Nido de Cóndores

A esa altura, con el cansancio que insume llegar allí, por eso tienen mochilas pequeñas y los elementos mínimos, ya [que] debieron ascender muy rápido, luego de haber caminado horas pisando la nieve recién caída, bajo la presión de la tormenta. El horario para descender no es libre, hay que hacerlo temprano, estaban allí tratando de motivar a gritos e insultos, a un hombre desecho por el frío y el mal de altura, exponiendo la salud y la vida. Ahora son juzgados por un público cuyo único sustento es el sentimentalismo, personas que probablemente nunca pasaron ni siquiera una hora bajo una tormenta de verdad.

Lo que se ve, es una muestra clara, cruel y evidente de la peligrosidad del montañismo, aun en rutas accesibles como es la Normal o la Travesía de Polacos del Aconcagua; clima adverso, uno o dos errores y el paseo en busca del trofeo que nos regala la altura se convierte en un infierno del que es difícil escapar.

Toni Rodríguez, Presidente de Agreste Sur

Rumbo a Nido de Cóndores