Diciembre 28. Pleno invierno. La noche, fría. El termómetro marcaba 16 grados centígrados bajo cero. El equipo, mínimo: 50 metros de cuerda de Dynema de cinco milímetros, dos tornillos de hielo, cuatro mosquetones, un dispositivo de seguro y dos pitones. Enfrente, mil cien metros de pared norte: hielo y roca.
Ueli Steck en las Grandes Jorasses
Fotos cortesía de Jonathan Griffith
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Ueli Steck de pie con ropa térmica especial y dos relojes para cronometrar su ascenso por esos mil cien metros enclavados en el macizo del Mont Blanc: las Grandes Jorasses, uno de los tres últimos problemas de los Alpes y también una de las paredes que buscan los mejores escaladores.
Ueli Steck, que ya había subido la pared norte del Eiger en 2:47:33 horas (dos horas, cuarenta y siete minutos y treinta y tres segundos) e1 21 de febrero del 2008. Y también, el 14 de marzo del 2006, había escalado la cara norte del Cervino por la ruta que Walter Bonatti abrió en 1965, pero en 25 horas. Sí, más tiempo que en el Eiger, pero la técnica requerida para la ruta era mayor. Aún así, es un tiempo considerablemente menor que el anterior récord: tres días.
La pared norte de las Grandes Jorasses era la última de las tres paredes clásicas que le faltaba a Ueli Steck. El anterior récord por la ruta que él escalará es de cuatro horas. La vía Colton-Macintyre (1976, ED2, A1, VI/6, 90°, 1,150 metros) en donde muchas cordadas han evitado el crux saliendo por una variante.
Un desayuno y Ueli Steck sale hacia la cumbre. Los relojes avanzan mientras asciende por hielo, por roca, por los pasos difíciles y por los últimos 350 metros, los más difíciles. Pero dos horas y 21 minutos después, está de pie en la Punta Walker, la cumbre mayor de las Grandes Jorasses.
La pregunta que queda es si Ueli Steck tratará de bajar su propio récord como lo hizo en el Eiger. Posiblemente. Mientras tanto, ya logró subir las tres grandes clásicas en un tiempo récord.