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Montañismo y Exploración
La carrera femenil por los ochomiles: actualización
18 mayo 2009

La carrera por llegar a ser la primera mujer en llegar a la cima de los 14 ochomiles ha tomado nu nuevo giro con el ascenso al Kangchenjunga por Edurne Pasaban. Nives abortaba su intento y Gerlinde está en el Lhotse, esperando subir.







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La competitividad es palpable. Detesto la competencia que pone la victoria encima de un montón de mezquindad… y la montaña nos ha comunicado claramente que no amemos la competencia.

Este temporada decidiría fuertemente el liderazgo de las tres mujeres que están “compitiendo” entre sí por llegar a ser la primera en alcanzar las 14 cumbres de más de ochomil metros. El 18 de mayo, a las 16:30 de la tarde, hora de Nepal, Edurne Pasaban alcanzaba la cima del Kangchenjunga, dos horas después que Ferrán Latorre, que había abierto el camino. De esa manera, Edurne se convertía en la única mujer hasta el momento en tener doce ochomiles, con lo que sólo le faltan el Shisha Pangma y el Annapurna para concluir con las 14.

Nives Meroi, quien también estaba haciendo su intento a la misma montaña, tuvo que abandonar porque el viento era demasiado fuerte, pero básicamente porque el estilo que eligió para subir la montaña no les permitía tener lujos: sin campamentos previos, todo lo llevan a la espalda, excepto oxígeno suplementario… ni la ayuda de sherpas.

“En vista de que cada vez más y más ascensos se hacen por las rutas normales apoyados por cada ayuda tecnológica y humana, es valioso recordar que hay montañistas que aún escalan con medios limpios”, fue el comentario del italiano Manuel Lugli, quien parecía referirse al ascenso de Edurne al Kangchenjunga con el numeroso equipo de compañía. Dos estilos diferentes, por supuesto.

Mientras tanto, Gerlinde Kaltenbrunner está en el Lhotse y espera hacer cumbre en estos días. Si lo logra, Edurne ya no será la única con doce ochomiles. La competitividad se palpa, aunque no sea implícita. Hay quien tiene favoritos. España, a Edurne: Italia, a Nives, Austria a Gerlinde. Cada quien puede esperar lo que sea pero algo es seguro: no todo el mundo estará completamente de acuerdo con el resultado.

Algunos datos:

A Edurne le faltan solamente el Shisha Pangma y el Annapurna para terminar. El Shisha no es complicado, pues es tomado por muchos como su primer o segundo ochomil. En cambio, el Annapurna es de respeto, pues se trata de la montaña más peligrosa del Himalaya, con un porcentaje muy alto de muertes en comparación con quienes hacen cumbre.

Además, el Annapurna y el Himalaya todo está sufriendo este año un calor fuerte. Por eso, el campamento base de la montaña se vio desierto: las condiciones eran demasiado malas para siquiera intentarlo. Pero tiene algo a su favor: un fuerte equipo que la acompaña a cada ochomil que intenta.

Nives, en cambio, va por sus medios, llevando su campamento flotante, como lo hiciera el equipo de Hermann Buhl en 1957, cuando conquistaron el Broad Peak. Un estilo más limpio, más adecuado a la montaña. Además, sin oxígeno. Esto le puede hacer perder oportunidades como esta ocasión. Además, debe escalar el Kangchenjunga, el  Annapurna y el Makalu para completar los 14. Hay que recordar que en el Makalu se fracturó una pierna en invierno, justo cuando se retiraban y los atrapó un huracán en el campamento base.

Gerlinde, quien ahora está en el Lhotse, debe escalar esta montaña además del Everest y del K2. Si logra escalar el Lhotse, posiblemente intentaría el K2 este año y podría ser que alcanzara la cima. Así sólo le faltaría el Everest, que dejaría para la primavera del 2010. Pero si no alcanza el K2, la historia podría ser otra.

Para Edurne este es el primer año que no está en la cima junto con una de sus contrincantes: en el 2007 subió al Broad Peak poco después que Gerlinde. El año pasado, se volvió a topar con Gerlinde justo en la cima el mismo día y acumulaban la misma cantidad de cumbres. Y el año pasado, vio a Nives en la cima del Manaslu, prácticamente junto a ella.

Mientras tanto, en la página de Nives, se lee lo siguiente: “La competitividad es palpable. Detesto la competencia que pone la victoria encima de un montón de mezquindad… y la montaña nos ha comunicado claramente que no amemos la competencia.”

Quien se atreva a decir ahora que el montañismo no es un deporte competitivo, tendrá los ojos cerrados.



 



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