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Montañismo y Exploración
La carrera femenil de los catorce ochomiles

En mayo, Edurne y Gerlinde conseguían su décimo segundo ochomil mientras Nives se daba vuelta cerca de la cumbre por ayudar a su esposo a bajar. En esta competencia femenil por conseguir los 14 ochomiles, se siente ya la recta final, pero… ¿qué hay detrás de todo eso?







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Pero regresando al punto: se trata de querer o no estar en una lista. Kukuczka tenía razón: el segundo ya no cuenta, al menos para las masas. Eso lo supo Tenzing junto a Hillary. De ahí que se haya desfigurado ese número en otros: primero de cada nación, primero en subir dos veces, primero en subir con el pie amarrado… ¿Quién de las tres quiere estar en esa lista como primera? La única que lo ha declarado abiertamente pero de manera sesgada ha sido Edurne: “¿A quién no le gustaría ser la primera?”

Edurne en el Kangchenjunga

Se pueden esgrimir todos los argumentos de cada una de las posturas, pero la verdad sigue siendo una: se trata de ver quién llega primero, no del estilo que usan, es decir: no estamos hablando de quién usa oxígeno o no, ni quién usa sherpas o no, ni quien escala en estilo alpino y quién como una gran expedición. Las polémicas en torno a esto pierden con frecuencia este punto. El tema es quién es la primera.

Por el momento, hay dos de ellas en la delantera: Edurne y Gerlinde. Gerlinde intentará subir el K2 dentro de poco y sólo le quedaría el Everest. Edurne, después de su ascenso al Kangchenjunga, quedó bastante maltratada y su próxima montaña será el Shisha Pangma, posiblemente el año entrante.

Aquellos que están en contra de Edurne desean que Gerlinde suba el K2 y se ponga a la cabeza. ¡Qué lástima que tenga que llegarse a definir así una competencia! Ralf Dumjovits, esposo de Gerlinde y quien ya alcanzó las catorce cimas, ha declarado que si ella no puede subir el K2 y el Everest (las montañas que le faltan) sin oxígeno, simplemente abandonará la idea de las 14, porque no estarían a su altura y lo que quiere es llegar a todas sin oxígeno.

Gerlinde en el Lhotse

Esto me hace recordar a Hans Kammerlander, quien luego de escalar el K2, decidió no continuar con el Manaslu por dos razones: porque había perdido compañeros ahí en su intento de 1991 y porque, ante la avalancha de cazadores de los catorce, uno se olvida que hay muchas montañas hermosas que escalar. El 14 era sólo un requisito y no quiso cubrirlo. Él es montañista y se negó a participar en el juego.

Es posible que el año que viene los patrocinadores estén muy complacientes con ellas pero es seguro que mucha gente estará siguiendo sus ascensos e incluso habrá apostadas grandes sumas. Para Nives, mi personal reconocimiento por su trayectoria y por haber reconocido que vale más una vida que una cima, sobre todo si es para su compañero de expediciones y de vida. Gente como ella es la que uno desearía para encordarse en cualquier parte del mundo.

Nives ascendiendo al K2

Sólo recordaría aquí el caso de Walter Bonatti, quien no llegó a la cima del K2 pero que tiene un lugar muy especial en la historia. Nives sube montañas porque le gusta. Ya lo demostró con su intento al Makalu en invierno. Sí, busca las 14 y seguramente lo hará. No por ello deja de ser una buena montañista, que al final es lo que nos importa (o nos debería importar) a todos.

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