Otra montaña olvidada junto a los gigantes del Himalaya, el Jobo Rinjang (6,778 metros), cercana a la frontera con el Tíbet, fue ascendida por primera vez el pasado 22 de abril por Joe Puryear y David Gottlieb en el estilo más puro posible, bajando sin colocar ni un solo clavo para no dejar rastro de su paso.
Mil quinientos metros de un solo jalón desde el campamento base… Lo pensaron pero no dos veces, seguros de su aclimatación (y su experiencia) y comenzaron a subir. Cuando llegaron al hielo, escalaron en simultáneo. Todo iba bien hasta que una roca de gran tamaño pasó cerca de ellos.
Una mirada hacia el sur a través del valle. (foto: JP)
“El resto de la escalada, mantuve mi cabeza echada hacia atrás y mis ojos pegados al terreno por encima de nosotros. Varios bloques más pasaron pero tuvimos suficiente suerte para no ser alcanzados… Conforme íbamos más alto, avanzábamos más despacio, principalmente por la altitud y la fatiga. Comenzamos a preguntarnos si el hielo no se acabaría nunca.”
Escalando en las laderas bajas del Jobo Rinjang durante el primer ascenso hecho por Joe Puryear y David Gottlieb, en la región del Khumbu, Nepal.
Hacia la tarde, el tiempo empeoró pero siguieron escalando: no tenían donde parar. Incluso hicieron tramos difíciles en las secciones más inclinadas. Luego anocheció y comenzó a nevar, pero finalmente, tras 21 horas de haber salido del campamento base, hicieron una travesía horizontal que los colocó encima del glaciar que tenían a la derecha y pudieron acampar a 6,500 metros. “Fue uno de los días más difíciles que cualquiera de nosotros habíamos experimentado en las montañas.”
Al otro día, llegaron a la cima: era 22 de abril y su objetivo era hacer una travesía por la cresta cimera hasta el Lunag 1, pero descubrieron que el terreno era demasiado peligroso: la arista que unía a las cimas tenía muchas cornisas de nieve no consolidada, lo que las hacía muy peligrosas. Aún así, estuvieron intentando todo un día pero al final no tuvieron éxito y regresaron a la cima del Jobo Rinjang a pasar una segunda noche, pues era el único sitio donde pudieron hallar una superficie plana en toda la montaña.