La meta de muchos escaladores es llegar a la cima de los 14 ochomiles: las montañas más altas de la Tierra. Hasta ahora sólo lo han logrado 17 personas, nueve de ellas sin oxígeno. Y la mayoría desaparece del escenario de las grandes montañas después. Sin embargo, Juan Oiarzábal, el sexto hombre en terminar los catorce ochomiles y el tercero en hacerlo sin oxígeno, ha decidido regresar por esa meta: dos veces los 14 ochomiles.

Una meta sorprendente, sin duda. En 1999 terminaba de ascender los 14, pero había utilizado oxígeno suplementario en su ascenso al Everest, así que decidió terminar sin él y lo hizo en el 2001. Como todos, tenía otros planes, otros objetivos. Pero de repente se vio atascado nuevamente en el Himalaya y justo en las grandes montañas. Así, ha acompañado a Edurne Pasaban y ha trabajado con Al Filo de lo Imposible. Hace un par de años volvió a subir el K2, junto con Edurne, y le fue mal: amputaciones en los dedos.

Pero aún así descubrió que en todos estos años ya tenía repetidos siete de los catorce ochomiles… ¿por qué no completar los 14 de nuevo?

“Puede que no haya sido el más innovador, ni el más técnico entre los «grandes ochomilistas». Pero que nadie dude de que a mi manera, quiero ser distinto. No me retiro, y ni mucho menos, me retiran”, dijo Oiarzábal.

Entre sus comentarios al presentar su nuevo plan, menciona que “A cualquier alpinista de cincuenta y tres años, que se planteara subir siete ochomiles en tres o cuatro años, habría que aconsejarle cordura y sensatez y que se dedique a otras cosas. Pero tengo una gran experiencia y aún conservo una extraordinaria capacidad de aclimatación. Subir ochomiles es lo que más me gusta en esta vida, con permiso de Araceli y de mis dos hijos. Y es a lo que quiero dedicarme, y para lo que aún me siento con fuerzas..”

A sus 53 años, Juan Oiarzábal se propone terminar por segunda vez los 14x8000 y sabe a lo que se arriesga:

Y lo que se podrá decir es que acabe como acabe el reto de repetir los catorce, seré durante mucho tiempo quien haya escalado más ochomiles. Ese mundo tan especial y tan diferente. Donde cuesta mucho respirar y el horizonte es de un azul intenso al que no llegan las nubes. Ese mundo formado por unas pocas montañas, que ni los pájaros más audaces sobrevuelan...”

Me viene a la mente el libro de María Cofey: Zarpazos de la montaña, donde comenta: “Todos los alpinistas con los que hablé se sintieron encantados de exponerme los motivos por los que escalan y las cosas buenas que la montaña ha aportado a sus vidas. Pero cuando les pregunté por los costes personales y cómo afectaba a las personas que los esperan en casa, su tono cambió.”

Puedes leer la nota completa sobre Juan Oiarzábal y su nuevo proyecto en Barrabés.