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Passo di Gavia

Mientras estaba en Chippis con mi familia suiza temporal, tuve un sueño. En el sueño estaba pedaleando en un descenso alpino, con el pavimento completamente cubierto de hielo. La llanta delantera hacía un surco en el hielo que me permitía avanzar aceptablemente, pero ¡no podía detenerme! Hasta que me caía, deslizándome en una curva y perdiendo la posición privilegiada que había logrado. Porque, si no mal recuerdo, eso era una carrera.

Furkapass, nótese el camino de Grimselpass a lo lejosFotografías: Everardo BarojasHaz click en las imágenes para agrandarlas

Cerca de ahí, en Suiza, encontré el primer paso alpino de más de 2000 metros: el Furkapass. Realmente es un paso extraordinario, y aunque subí cosas mucho más altas en Italia, los trazos del Furka son cosa diferente; esto es un supercamino que avanza sin importar los obstáculos que ponga la montaña, dejando atrás paredes, glaciares y ríos.

Aquí también comenzaría un hábito que no terminaría hasta el fin de mi viaje: subir. Todos los días, 1,500, 2,000 metros, uno o dos pasos famosos al menos, entre ellos, el Passo di Gavia, sin duda lo más difícil de mi viaje. Ese día subí Stelvio y Gavia, los dos pasos más altos de Italia, (Stelvio el segundo más alto de Europa). 2,630 m en un solo día. Está de más decir que llegué exhausto a la cumbre de Gavia. Pensando que merecía un descanso de dormir a pelo, entré en un refugio alpino y lo primero que vi fue un recorte de periódico: el 5 de junio de 1988, durante el Giro D’Italia, una tormenta de nieve sorprendió al pelotón de ciclistas en el Passo di Gavia. No necesité más pruebas que la imagen de Andy Hampsten pedaleando en la tormenta para saber que había soñado con este lugar. “El día que los hombres fuertes lloraron”, era el titulo del periódico. Yo no soy fuerte, por eso no lloré.