Eric J. Horst. Aprender a escalar en rocódromo. Ediciones Desnivel, Madrid. 2007. 204 páginas. ISBN: 978-84-9829-078-3
| Una de las cosas más hermosas de la escalada en rocódromo es la simplicidad de abordar el muro con sólo las puntas de tus dedos, los dedos de los pies y la mente, mientras que todas las complejidades de la vida se dejan en el suelo. |
La escalada en muros artificiales ya no puede ser considerada como algo nuevo. Existe y los muros son cada vez más numerosos. Eric Hörst escribe un libro dedicado a los principiantes en escalada y que quieran iniciar en un muro artificial, que es la base más segura para aprender la técnica. Un gimnasio de escalada y la razón es muy sencilla: “Mientras que lo básico de la escalada en rocódromo lo puedes aprender en uno o dos días, los muchos matices de la escalada en roca natural precisan de varios días para un aprendizaje de calidad.” (p. 17)
El lector pasa por capítulos que le enseñan todo lo que necesita saber, teóricamente. Una especie de empujón para que sepa que realmente no es imposible: el equipo que hay que usar, las técnicas de seguridad, ejercicios específicos, movimientos que se hacen sólo en esa “danza vertical” y entrenamiento mental, además del entrenamiento a nivel físico.
Pero no nos confundamos. El libro está dirigido a principiantes y sería un error tachar de absurdas algunas de las aseveraciones del autor:
“La escalada proporciona una excelente sesión de ejercicios físicos que definitivamente te hinchará los músculos. Por tanto, el primer paso para ponerse en forma para escalar es simplemente escalar regularmente. Una o dos horas en el rocódromo, tres o cuatro días por semana, mejorará rápidamente tu estado físico general, así como tu fuerza específica para escalar. Rompe tu carnet de socio del gimnasio y haz del rocódromo tu opción de entrenamiento.” (p. 141)
No, no es una afirmación absurda. Es un consejo dedicado a principiantes. Más adelante, el autor lo menciona específicamente: “…para un principiante, escalar es el mejor entrenamiento para escalar.” (p. 142)
Los consejos son prácticos, útiles y sencillos de entender. El único problema, como en todos los manuales, es indicar a los lectores cuál es el ejercicio específico, pero Hörst usa un método para indicar en la misma fotografía qué sentido tiene el movimiento.
Al final tiene un glosario de las palabras y términos que se usan más frecuentemente, lecturas sugeridas y una aproximación de cómo escalar mejor que puede no parecer la correcta a todos, pero que sigue siendo eso: una aproximación bastante válida. Pero sobre todo, hay un fundamento que el autor sigue a lo largo del libro y que remarca bien desde el principio:
“En escalada, no hay nada que sustituya la instrucción personalizada y la experiencia en la vida real.” (p. 18-19)
Lee el índice y la introducción del libro (PDF)