Más dificultades inesperadas

Dentro de la restricciones impuestas a todos los escaladores se encontraban las siguientes: no estaba permitido subir más allá del Campamento Dos (a 6,400 metros) hasta que los chinos hicieran cumbre. En una montaña de ochomil metros esto es una locura pues dificultaba sobremanera una adecuada aclimatación además de atrasar los planes de escalada y ponía en riesgo el éxito de todas las expediciones atascadas a la fuerza en el CB.

Vista desde el Campamento 3.Foto: Alejandro Aguilar

Se confiscaron teléfonos satelitales y laptops; se prohibió el uso de cámaras de video, walkie takies y cualquier tipo de comunicación con el mundo exterior; se tenía que “pedir permiso por escrito” para poder subir al C2 con los nombres de quienes subían; se prohibió la estancia en el CB de invitados o trekkers “no listados en los permisos de escalada”; incluso se llegó a pedir que no se ondearan banderas o carteles que pudieran ser ofensivos para los chinos.

Cualquier desacato a lo anterior significaba la expulsión de la montaña, se nos advertio. Un estadounidense escaló hasta el C2 y ondeó una bandera con la leyenda “Free Tibet”. Fue expulsado inmediatamente y deportado a su país. Durante una conversación informal con uno de los varios oficiales que colocaron “armados” en el C2 para velar por “nuestra seguridad y nuestro éxito” en la montaña, me confesó que tenían órdenes de disparar contra alguien que persistiera en su intento por ascender más allá del C2. Por supuesto, no revelo su nombre.

Durante ese largo tiempo de espera sucedieron varias cosas, entre ellas Jorge Salazar sufrió un accidente al caer a una grieta. Fue un momento de mucho estrés, preocupación, miedo y en mi opinión, un verdadero milagro que saliera vivo y con los pequeños “rasguños” que se llevó. El verle ahí metido, con sangre en la cara, y posado sobre una pequeña repisa debajo de la cual había un abismo negro y profundo, me hizo temer por su vida.

En la pared del Lhotse.Foto: Alejandro Aguilar

Había que actuar rápido y pedí ayuda a algunos sherpas que iban pasando por ahí, nos prestaron una cuerda y conseguimos otra de las que estaban fijas en la ruta para ayudarle a salir de tremendo problema. Íbamos bajando del C1 al CB; afortunadamente pudo bajar por su propio pie el fuerte de Jorge. Estábamos muy preocupados al llegar a la clínica del CB donde le atendieron, pero afortunadamente su fortaleza y “algo más” le ayudó a superar este amargo episodio. Ya de regreso en le CB y durante la recuperación de Jorge, me dio un “bajón” y una infección terrible en la garganta y decidimos bajar los tres a Dingboche (4,200 metros) a descansar, recuperarnos y olvidarnos un poco de la situación china que invadía y contaminaba todas las conversaciones en el CB.