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Montañismo y Exploración
Las patrañas de las expediciones
21 junio 2008

Las patrañas de expedición inundan todas las disciplinas al aire libre, aunque las escaladas al Everest y las caminatas al Polo Norte tienen más de ello debido a su estatura icónica. Mientras menos técnico es algo y más famoso puedas llegar a ser de inmediato al hacerlo, más atrae a aficionados con motivos muy cuestionables…







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Fotografías: Jerry Kobalenko

2. Reclamar algo como una primera, cuando no lo es

Comúnmente esto es sólo holgazanería de autoservicio. ¿Por qué mirar tan cercanamente a lo que se ha hecho antes cuando la ignorancia te permite con creces reclamar la prioridad? Otros tiempos implica quebrarse la mente, así que si una expedición anterior hizo algo microscópicamente diferente de lo que tú hiciste, puede, para tu conveniencia, ignorarse. Rara vez se trata de una mentira franca de alguien para quien el fin justifica los medios, como cuando Robert Peary trató de arrebatar el descubrimiento de la isla Axerl Heiberg a Otto Sverdrupp: “No, no, no, él no la descubrió. Yo vi esa isla el año anterior”. Claro, por supuesto.

Hoy en día, esto no funciona con esfuerzos icónicos en los que se conoce bien quién hizo qué, cuándo y cómo. Pero aún está en juego con retos más oscuros.

3. Pretender que una expedición es sobre todo algo socialmente relevante

Hace un siglo, los montañistas acostumbraban hervir un termómetro en las cumbres para estimar la altitud de la montaña y reclamar que contribuían a la ciencia. Después, otros hicieron lo suyo tomando muestras de hielo, de sangre o de agua a lo largo de la ruta. Esta ciencia-pasatiempo fue por años una herramienta y aún tiene sus practicantes. A la larga, sin embargo, ha sido reemplazada por el mantra de la Creciente Consciencia, el de la Creciente Consciencia de Esclerosis Múltiple o, especialmente, la Creciente Consciencia del Calentamiento Global. Si veo una sola expedición más que murmure sobre cómo el Ártico ha cambiado desde que estuvieron ahí diez años antes, o cómo hay realmente áreas de mar abierto en el Océano Ártico en verano, voy a gritar.

Muy ocasionalmente hay gente para quienes la preocupación ambiental es el verdadero eje central que conduce su proyecto. Son increíblemente admirables, pero también son tan escasos como un garbanzo de a libra. Con la mayoría se trata sólo de un truco publicitario para conseguir patrocinadores.

4. Reclamar que una expedición prueba algo que no prueba

Vestir pantalones de lana y botas claveteadas al escalar el Segundo Escalón del Everest no prueba que Mallory e Irvine lo hicieron. Ni tampoco lo hace el cortarte ocho dedos de los pies y dejarte arrastrar en tu trineo de perros hasta el Polo Norte para probar que Peary tuvo éxito.

Siempre he envidiado de los montañistas su sentido de la historia. Por otro lado, muchos viajeros polares, aún los buenos, parecen haber leído mal la versión de Coles Notes de la historia ártica. No obstante, si estás intentando conseguir que tu expedición sea notoria, hay pocas maneras mejores que reclamar que tu esfuerzo resuelve una cierta controversia histórica.

No hay nada malo en seguir las huellas de los exploradores pasados. Es una forma legítima de investigación histórica, tan válida como escarbar en los archivos. Pero debes haber hecho tu tarea en casa primero. De otra manera sólo es mala información o desinformación.

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