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Montañismo y Exploración
Las patrañas de las expediciones
21 junio 2008

Las patrañas de expedición inundan todas las disciplinas al aire libre, aunque las escaladas al Everest y las caminatas al Polo Norte tienen más de ello debido a su estatura icónica. Mientras menos técnico es algo y más famoso puedas llegar a ser de inmediato al hacerlo, más atrae a aficionados con motivos muy cuestionables…







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Fotografías: Jerry Kobalenko

Las patrañas de expedición han estado siempre por ahí. Esas sagas pintorescas del Renacimiento de alguien navegando hacia el Polo Norte y encontrando un túnel hacia el centro de la tierra probablemente se remontan a algún tipo von gola y pantalones abombados (estilo edad media) que buscan la versión isabelina de la celebridad, o esperando convencer a un rey crédulo que financie sus futuros esfuerzos.

Las patrañas de expedición inundan todas las disciplinas al aire libre, aunque las escaladas al Everest y las caminatas al Polo Norte tienen más de ello debido a su estatura icónica. Mientras menos técnico es algo y más famoso puedas llegar a ser de inmediato al hacerlo, más atrae a aficionados con motivos muy cuestionables. En los viajes árticos de hoy, es común escuchar alardear a aquellos con grandes egos y poca experiencia  de emprender “la exploración más grande del ártico jamás hecha” o de viajar “al último lugar importante en la tierra que nadie ha alcanzado.”

Ennumeraré mi lista Top Ten de las Patrañas de Expedición: las 10 formas más egregias de formas de postura y/o para tratar de engañar al público.

1. Falsear un logro

Las demandas de los exploradores eran tomadas por su propio valor antes de que quedara claro que los caballeros podían —y lo hacían— mentir. Sea si se trata de un primer ascenso al Monte McKinley o de subir una aguja estética en Patagonia, una regata alrededor del mundo o una caminata en un lugar tan resbaladizo como el Polo Norte, donde no pueden dejarse notas o erigir señales fijas, la exploración tiene una rica historia en mentiras.

La pregunta es ¿cuánto de esto aún existe? Bezal Jesudason acostumbraba carraspear siempre que la conversación girara en torno a cierto italiano que reclamaba haber alcanzado el Polo Norte en la década de 1970. Ahora y entonces, corren rumores sobre expediciones supuestamente sin apoyo externo que reciben subrepticiamente cargas aéreas, por ejemplo, o sobre conferencistas motivacionales que no hicieron realmente la cumbre. Pero la mayoría de la falsedad moderna ocurre probablemente en proyectos menos complicados, especialmente en los solitarios. Los medios nunca investigan si el viajero está diciendo la verdad o no. ¿Por qué molestarse?

Por otro lado, se gana poco al mentir si solo vas allá tranquilamente e intentas algo. Los proyectos que tienen atención requieren mayor escrutinio.

En general, la mayoría de las patrañas no vienen de lo que uno hace, sino por qué se hace. La exploración es uno de los caminos más fáciles a la celebridad. Un principiante lanza un comunicado de prensa y así inicia todo. En contraste, imaginen cuanto trabajo le tomó a un atleta o un físico llegar a ser bien conocido.

Al compilar esta lista, primero las revisé con otros aventureros, puesto que este Top Ten está definidamente definido hacia las patrañas polares. El escalador y paraglider Will Gadd, uno de los mejores atletas al aire libre, sugirió otro punto: “La denigración de todos los intentos futuros sobre su objetivo como indigno”. Nunca había escuchado de esto, así que pregunté a otro reconocido montañista: “¿Es algo propio del montañismo?”

“Es algo propio de Reinhold Messner”, respondió.

Consideré otros puntos, tales como excusas por fallas. Por ejemplo, las tres excusas más comunes en las expediciones al Polo Norte son:

1.) Me duele la espalda2) Se rompió mi trineo3) Mi teléfono satelital está descompuesto y tengo un sentido de responsabilidad demasiado grande hacia mi familia para seguir bajo tales condiciones peligrosas.

Pero estos conciertos de violín son realmente una respuesta humana, demasiado humana, más que específicamente una patraña de expedición. Greg Deyermenjian del Explorers Club, quien realmente explora más que sólo comer bichos de vez en cuando bajo la falange de cabezas de rinoceronte horneadas, prometió enviar algunas patrañas sobre expediciones tropicales.

Mientras tanto, estoy por remar mil kilómetros a lo largo de la costa sur de Labrador, desde Goose Bay hasta Blanc Sablon, en Quebec.  Diré poco en los próximos dos días. Puesto que no llevo reportes de campo, la siguiente anotación será a mediados de agosto.

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