Los grandes logros nacen de sueños, pero hay que tener voluntad para que esos sueños se hagan realidad. Sin lugar a dudas, la conquista de la pared de El Gigante, que aquí relatamos, fue una de las más notables hazañas de exploración en Chihuahua en los últimos años. La reunión 28 de diciembre de 1996. ¡Por fin! Estábamos a punto de iniciar la expedición por tanto tiempo esperada del descenso de la pared de El Gigante. La ruta ya la habíamos determinado después de tomar una secuencia fotográfica de la pared desde el mirador de Huajumar. A grandes rasgos el descenso lo iniciaríamos a través de un canalón que da prinncipio en el puerto de la cumbre de El Gigante, éste ya lo había explorado Víctor Rodríguez y otros miembros del GEEC, 15 días antes, determinando su total viabilidad, además que conncentraron parte del equipo pesado en la cumbre. Por el canalón se descendían entre 200 y 300 metros. Del canalón bajaríamos un tiro de cerca de 100 metros hasta una gran repisa que ya la había visto la primera vez que fuimos a la cumbre de El Gigante. De esta repisa un tiro de 300 metros, o quizá un poco mayor, nos conduciría hasta una segunda repisa y de ahí una caída entre 150 y 200 metros nos dejaría en la orilla del Río Candameña. Oscar Cuan, Víctor Rodríguez y yo estuvimos preparando la logística, la cual analizábamos después con todo el grupo.  

En [Ciudad] Cuauhtémoc nos reunimos en la casa de Víctor Roodríguez. Poco a poco fueron llegando los demás participantes, éramos 31 en total, y fueron dejando sus mochilas y equipo. El plan era salir mañana temprano, a más tardar a las 7. Me quedé a dormir en la casa de Víctor. 29 de diciembre de 1996. Después de reunirnos todos en casa de Víctor y acomodar el equipo en los vehículos partimos. Traíamos bastante equipo, yo creo que más de una tonelada, además de 1,500 metros de cable.