Lo conocí en una competencia de escalada en la Ciudad de México. Acababa de regresar de la cumbre del Broad Peak y estaba radiante, con esa luz que se consigue sólo al llegar a la meta, pese a todo: al tiempo, a no haber llevado porteadores para su equipo y tener que hacer todo sólo él. Estaba henchido de satisfacción y se le notaba en la cara y uno, montañista también, lo notaba precisamente por conocer los síntomas.
Esta vez, ese hombre viaja al Everest y vuelve a tener esa sonrisa en el rostro. En primera instancia, había conseguido participar en una expedición por la vertiente norte, pero con la clausura del Everest y el Cho Oyu del lado tibetano por parte de los chinos y luego los acontecimientos que sucedieron en Lhasa, capital del Tíbet, que incluyó la expulsión de Lhasa de todos los extranjeros, sobre todo periodistas, el viaje al Everest de Jorge Salazar parecía verse destinado al fracaso. ¿Adónde ir si no se permitía subir a la montaña sino después del 10 de mayo y eso suponiendo que no hubiera disturbios que ocasionaran que el Tíbet fuera cerrado por China durante mucho más tiempo?
Sin embargo, Jorge se salió con la suya. Con su empeño y energía, con la preparación de años, desde antes de haber viajado al Cho Oyu y luego al Broad Peak, resolvió la situación: irá de todos modos al Everest, pero por la vertiente sur, es decir: del lado de Nepal.
Si viajar al Everest es una empresa digna de crédito solamente por obtener los patrocinios y tener la preparación adecuada, cambiar el itinerario a última hora con acontecimientos de talla internacional obstaculizando ese viaje, es altamente meritorio porque los costos de la expedición se elevaron y Jorge no sólo no perdió a sus patrocinadores sino que los convenció de cambiar de planes.
Lo merece porque ha luchado por ello.
Va formando parte de una expedición española, por la ruta del Collado Sur, la misma que subieran Edmund Hillary y Tensing Norgay en 1953, cuando hicieron el primer ascenso de la montaña.
Además, Jorge manifiesta que intentará hacerlo sin oxígeno. Ya Carlos Carsolio y luego Guillermo Carro lo hicieron, el primero por la vertiente sur mientras el segundo lo hizo por la cara norte, del lado tibetano.
Esperamos sinceramente que tenga éxito: el éxito de regresar de la montaña “con vida, bien y con amigos, en ese orden”. Y si se puede, con la cumbre.