Los escaladores mexicanos Jorge Colín y Axel Ávila, quien en mayo pasado hicieran una excelente temporada en el Valle de Yosemite, viajarán el próximo día 7 de enero a la Patagonia argentina con el propósito de escalar el Cerro Fitz Roy, una de las agujas rocosas más famosas de la zona y muy reconocida entre los escaladores por ser el primer paso hacia las escaladas de alta dificultad en donde se dejan atrás “lugares comunes” como el Capitán o el Half Dome para enfrentarse a problemas no sólo técnicos sino también los relacionados con el tiempo.
Jorge Colín (al centro) en la rueda de prensa celebrada el 30 de diciembre en la tienda de deportes de montaña El Séptimo Grado, donde anunció a los medios que intentará escalar el Fitz Roy. A la derecha, Alfredo Velázquez, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada.
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En conferencia de prensa del día de hoy, Jorge Colín comentó que este viaje lo considera sus vacaciones y que cada quien tiene el derecho de vacacionar como le plazca, así que seguramente a él lo tacharían de un poco masoquista pero para él, escalar es su pasión y por eso lo hace.
Las preguntas de los reporteros presentes en la rueda de prensa fueron las típicas: cuánto cuesta, cuánto llevas a la espalda, cuánto frío hace, qué tan alta es la dificultad, lo han hecho antes otros mexicanos, cómo se compara esta escalada con otras expediciones por ejemplo al Himalaya… y muchas otras que hacen comúnmente los periodistas que no están enterados que la calidad en el montañismo no se representa en más dinero a gastar, más peso a cargar o si se puede comparar con otros eventos.
Pero Jorge respondió a todos clara y tranquilamente: su expedición le costaría 20 mil pesos y no tenía patrocinadores. Eran sus vacaciones —como las considera él— y no puede darse el lujo de que otros se las paguen. Este concepto parece que comenzó a golpear lo que los presentes llevaban aprendido de otras ruedas de prensa.
El Fitz Roy. En línea roja, la ruta franco-argentina que seguirán Axel y Jorge.
¿Cuánto llevaría a la espalda? Cuando más diez kilos mientras escalaba. Más no se puede porque escalarán en estilo alpino y la montaña elegida no está para juegos de acecho. El frío… bastante, aunque en otras regiones del mundo hace mucho más, pero considerando que el cuerpo humano no sobrevive normalmente a temperaturas de cero grados durante mucho tiempo, sí estaría en un medio del que definitivamente debería protegerse.
La dificultad es alta, a pesar de que se trata de la ruta que abrieran en 1952 la expedición dirigida por Lionel Terray y donde el mismo Terray y Guido Magnone llegan a la cumbre por la ahora llamada ruta franco-argentina y que puede llamarse la “normal” en una montaña de casi 1,200 metros de desnivel con pendientes en nieve de hasta 60 grados y una pared de roca de 650 metros de altura con una dificultad máxima de 5.11.
Sí, antes que ellos la han subido sólo dos mexicanos: la cordada de Carlos Carsolio y Andrés Delgado (†) en diciembre de 1990, aunque ha habido otros intentos por parte de Francisco Zamora y Adrián Benítez (†) en 1987-1988 y Carlos Macotela e Ismael Pérez en el 2004.
Jorge en el Capitán
Y no, no se puede comparar con otras expediciones, mucho menos con las que se han estado haciendo a la cordillera de los Himalaya, pues la montaña sólo alcanza los 3,045 metros de altitud en comparación con los ochomiles a los que en años más recientes se han estado acostumbrando los medios de comunicación.
Jorge no va solo. En Argentina se reunirá con su compañero de cordada Axel Ávila, procedente de Puerto Rico, donde radica, aunque también es mexicano. Bueno, a decir verdad, ahora mismo no sé si es mexicano, portorriqueño o argentino, pues un medio de los presentes anunció que Axel es argentino y que será guía de Jorge.
Como sea, la preparación llevada a lo largo de 15 años está dando resultado. No es una preparación de poco tiempo sino de alguien que se ha vuelto experto y se convirtió, junto con Andrés Delgado, en la primera cordada mexicana en ascender la Nariz en menos de 24 horas y este año ascendía la Salathé Wall y Lurking Fear, también en menos de 24 horas cada una.
Algo que en lo personal me agradó de esta conferencia fue que Jorge se dedicó a informar de su evento y no precisamente para promocionarse a sí mismo. No cree necesitarlo y quienes lo conocemos sabemos que no lo busca. La rueda de prensa fue armada con apoyo de Alfredo Velázquez, presidente de la Federación Mexicana de Deportes de Montaña y Escalada para que el público tuviera un panorama más amplio de lo que se puede hacer en el montañismo.
Pero si bien ese era el fin, el resultado fue asombroso: los periodistas se fueron como desencantados de escuchar a un deportista que no declaraba ser un non plus ultra y que había decidido escalar una montaña difícil no en beneficio de la humanidad sino porque “lo hago porque es mi pasión, quizá alguien lo tome luego como ejemplo, pero no es mi objetivo”.
¿De qué se trataba, pues? ¿No se habían presentado durante años varios montañistas como haciendo un esfuerzo sobrehumano en la montaña no sólo para sobrevivir sino para ser una lección para las nuevas generaciones? ¿No se habían sometido durante meses a embaucar a patrocinadores convenciéndolos de que la suya y no otra era precisamente la mejor de las expediciones?
Dejar las cosas en claro y sin afán de conseguir nada. Eso fue todo. Lo malo es que hubo quien ni así entendió las cosas. Yo, por ejemplo, sigo sin tener claro si Jorge es un deportista de esos que abren brecha para no repetir lo que los demás han hecho o es un cliente que será dirigido por un guía argentino/portorriqueño o de otra nacionalidad misteriosa.