El 21 de febrero de 2008, a la medianoche, conseguimos alcanzar nuestro objetivo de navegar en toda su longitud al río más largo y caudaloso del planeta, con nuestra propia fuerza motriz: el Río Amazonas. Sacamos del río nuestra balsa Ark en un lugar llamado Ponte Taipu y el GPS nos dijo que habíamos llegado al punto donde el poderoso río Amazonas se une al Atlántico:
S 00 39.708´ W 48 02.633´.
Estábamos mojados, cubiertos de barro, muy cansados y siendo atacados por miles de feroces mosquitos. No había fiesta de bienvenida, ninguna cámara de TV, periodistas, palmadas en la espalda (a no ser los nuestros), bombos, nadie. Pero eso no importaba, nada importaba en ese momento. Sólo estábamos nosotros y la madre naturaleza. Después de cuatro años y medio de planeación, cinco meses en el río y 6,800 kilómetros de caminata y navegación verdaderamente fuertes, ¡habíamos ganado!
Quien habla es Nathan Welch, uno de los dos hombres de la Expedición Amazonas, que alcanzaron el Atlántico después de navegar por toda la longitud del río más largo y caudaloso del mundo: el Amazonas. Nathan y Mark Kalch fueron los únicos dos miembros de la expedición que terminaron en el Atlántico. El resto de sus compañeros se fueron quedando a lo largo del viaje.
El doctor Philip Swart se había retirado en Iquitos, Perú, debido a una enfermedad irreconocible; el cámara Scott Martin, a quien habían invitado expresamente para fotografiar y capturar en video el recorrido del descenso por el río, duró sólo dos semanas y se retiró sin apenas una explicación. “Hasta ahora, no estamos seguro de por qué se fue”, comenta Mark.
Holly Tett, quien debía unirse a la expedición, se demoró tanto que planearon su encuentro hasta Iquitos, pero la fecha coincidió con un retraso de la expedición y Holly debió regresar a Londres antes de haberse subido a una balsa. Pero de Adrian Ward, el sexto componente de la expedición, no se habla en la entrevista en tres partes que le hiciera ExplorersWeb a Mark Kalch.
El viaje entero está grabado en mi mente en mi corazón para toda la eternidad. Algunos momentos parecen mezclarse con los siguientes, otros están ahí, solos, pero el viaje completo ha sido inolvidable.
Los expedicionarios tuvieron que afrontar el llamado “Abismo de Acobamba”, un lugar donde el río Apurímac (que después se transformará en el Amazonas) se hunde en un cañón donde los rápidos son de clase 5 y 6, no son porteables (evadibles por la orilla) ni se pueden explorar previo a la navegación donde diariamente “sin exageración, nos vimos de cara a cara con la muerte”.
Uno de los episodios más difíciles fue en un lugar llamado Powac, donde perdieron sus embarcaciones y todo lo que tenían, salvo lo que llevaban puesto: videocámaras, pasaportes, dinero, comida, tiendas, teléfono satelital… todo se perdió. Sólo se quedaron con los trajes secos, cascos y chalecos. A lo largo del recorrido les dispararon tres veces,
Físicamente, nuestros cuerpos tienen las cicatrices de nuestra hazaña. Hombros, rodillas, codos y todo el tejido conectivo en los dedos son los portadores principales del dolor pero sin duda el tiempo y el descanso aliviarán esas pequeñas afecciones. Mentalmente ha habido un verdadero pequeño reto para ajustarnos a la realidad de que hemos terminado: hemos completado la misión.
Habían sido el cuarto grupo en terminar el recorrido del río Amazonas. Piotr Chmielinski y Joe Kane lo hicieron por primera vez el 19 de febrero de 1986. Después siguieron Mike Horn, de África del Sur, un atleta que realizó el recorrido solo y en su tabla de hydrospeed. Y luego la expedición Agnus.
Mark Kalch, Philip Swart, Scott Martin, Nathan Welch, Holly Tett, y Adrian Ward, guías profesionales de descensor de ríos de Suráfrica, comenzaron una travesía de costa a costa por América del Sur y su principal objetivo era hacer el recorrido íntegro del Amazonas, el río más largo y caudaloso del mundo. El 21 de febrero del 2006, dos de ellos, Mark Kalch y Nathan Welch fueron los únicos que llegaron a la desembocadura del Amazonas en el Atlántico. Les tomó 155 días.