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Montañismo y Exploración
Elsa Avila conquista cumbres en su día a día
5 marzo 2008

En 1999, la montañista mexicana Elsa Avila conquistó la cumbre del Everest, diez años después de haberlo buscado por primera ocasión, en un intento que le costó graves congelamientos en los dedos de las manos.







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En 1999, la montañista mexicana Elsa Avila conquistó la cumbre del Everest, diez años después de haberlo buscado por primera ocasión, en un intento que le costó graves congelamientos en los dedos de las manos.

El esfuerzo de la ahora conferencista, quien vive hoy en día con las limitantes físicas que le impone un marcapasos, fue y es el mejor ejemplo de una mujer, que con ímpetu y decisión, demostró que no importa el género para obtener los logros que uno se propone.

Su logro la convirtió en la primera latinoamericana en alcanzar la cima del llamado “techo del mundo”.

A nueve años de la hazaña por la cara sur de la montaña más alta del mundo, de 8 mil 848 metros sobre el nivel del mar, Elsa sigue con el mismo objetivo de brillar en otra faceta de su vida, la de transmitir sus experiencias a todas aquellas personas que como ella, no dejan de conquistar sus metas.

“La mujer debe vivir las oportunidades que tenga de manera intensa”, sostiene Elsa, quien tuvo que prepararse y esperar 10 años para llegar a la cumbre del Everest, apoyada por su entonces esposo, el también montañista Carlos Carsolio.

La escaladora de 44 años, quien recientemente presentó su libro “Triunfar al Extremo”, dice que para alcanzar todas las metas que un persona se propone, se debe hacer una labor con entereza, dedicación, pero sobre todo, con pasión.

“Seguros de lo que somos y a dónde queremos llegar”, asienta Avila convencida de sus palabras.

Asegura que la voluntad de hacer las cosas es como un músculo que se puede deteriorar por falta de uso, ya que cuando uno cumple con las metas y objetivos se demuestra fortaleza en busca de crecer más y ser mejor en cada situación que se presente.

Avila sostiene que haber llegado a la cima del Everest le ha dado la oportunidad de ver el mundo de otra manera, “se concibe una forma distinta de descubrir los caminos por los cuales hay que conquistar metas”.

Por eso, asegura, el Día Internacional de la Mujer es para ella un reconocimiento y una celebración diaria, “porque se puede triunfar desde el hogar, con ser buena madre o buena hija, pero sobre todo, se triunfa en la vida”.

La deportista se ha convertido en un ejemplo a seguir en el mundo del montañismo, pues es un deporte que requiere fortaleza, resistencia y disciplina, conceptos que ella aplica en cada momento de su vida.

Entre sus logros, Elsa puede presumir haber alcanzado la cumbre del Shisha Pangma, de ocho mil 46 metros , que la convirtieron también en la primera latinoamericana en ascender una montaña de más de ocho mil metros en 1987.

Antes, en 1983, la revista especializada de “Montañismo y Exploración” la nombraba la mujer escaladora Revelación del Año tras su conquista a “El Capitán”, un acantilado con una pared de mil 100 metros en Yosemite, en la Sierra Nevada de California, cuya pared es extremadamente lisa y con un trazado vertical superior al 80 por ciento.

Y pese a todo el esfuerzo, “aún cuesta trabajo que la mujer tenga reconocimiento en México en otros deportes, apenas se está valorando lo que hacen”.

Y es que Elsa Avila ha tomado esa fortaleza de los sucesos que la han marcado, como el del 2002, cuando debido a una insuficiencia cardiaca le implantaron un marcapaso, “estaba en una disyuntiva de sanar o dejarme vencer, fue algo que me dio mucho de qué aprender”.

La ingeniera civil de profesión y empresaria ha compaginado con el deporte una de las facetas hermosas de la vida: ser madre de Karina y Santiago, quienes considera su motor para seguir en pie, en la búsqueda de ser mejor en todos los sentidos.



 



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