Kevin Walker. Aprender escalada en un fin de semana. Editorial Planeta, Barcelona, 1992. 96 páginas. ISBN: 9788432048258
Un libro que pretenda enseñar a escalar en sólo un fin de semana a quien lo compre llama sin duda la atención para quien conoce del tema. ¿Qué contenido tendría y que ofrecería para el lector? Posiblemente una mentira pero hasta leerlo podría hacerme una idea de él.
El libro lo lleva a uno por un repaso muy general, apto precisamente para quien no conoce nada. El libro se divide en tres partes.
La primera es una introducción que incluye un aviso de que a pesar del libro se corre un riesgo si se trata de escalar solo, es decir, sin alguien experimentado para después hacer un esbozo panorámico de lo que es la escalada, quizá con la intención de llamar más la atención a lo que es el mundo de la escalada.
La segunda sección es el curso de escalada de dos días. Ahí se menciona qué técnica se aprenderá y cuánto tiempo dedicarle. Así, al paso de sólo dos días, el lector habrá aprendido lo que es la escalada a través de doce técnicas, que incluyen desde el cuidado del equipo hasta la técnicas de autorrescate más sencillas.
La última parte es una colección de anexos: la advertencia de que ya se sabe escalar, pero que ser escalador le costará años al lector, lugares para escalar en algunos países, un código de montaña muy burdo y un glosario.
Hay que notar que el libro fue escrito en inglés en 1991 y la técnica y el equipo han cambiado mucho, pero el resultado es aceptable si uno se coloca en esa fecha, previo a Internet y donde los autores tenían una información mucho más parcial de lo que hacían. Sin embargo, hay errores muy graves tanto en el texto como en las imágenes que hacen recomendar a quien lo lea que lo haga con mucho cuidado. Sólo mencionaré algunos ejemplos tomados al azar:
Página 14. La imagen de un calcetín verde tiene como pie: “escójalos de lana o algodón”. El calcetín en cuestión es de fibra sintética y las calcetas o calcetines no deben ser jamás de algodón, algo que ya se sabía desde la década de 1970.
Página 14-15. Se menciona que si no se tienen tenis de escalada, el principiante puede usar botas de montaña pero si tampoco las tiene, entonces puede usar calzado deportivo.
Página 19. Imagen de un ocho junto a una imagen de un ocho con orejas: los letreros están invertidos.
Páginas 37 y 44-45, muestra al modelo asegurando a otra persona sin ningún instrumento, directo al cuerpo, pero el modelo eligió enredarse la cuerda en el antebrazo además de la cintura, un error que hace sentir más seguridad a quien lo hace pero no aumenta la efectividad del seguro y sí la inmovilidad y el daño al asegurador si sucede una caída.
La traducción deja mucho que desear pues los términos técnicos se allanaron a un lenguaje convencional y uno encuentra palabras como “amigos” en lugar de “friends” (nombre con que con conocidos mundialmente), “aseguración”, “lazos”, o conceptos como “cinta estándar” (?) y otras muchas más.
El libro podría ser útil a quien se dedique a impartir cursos de escalada en roca porque la planeación que tiene en cuanto temas parece estar bastante estudiada y el autor la ha aplicado desde 1978, aunque no se conocen los resultados pero si uno paga por un curso de escalada de dos días o lee este libro debe quedarle claro que no se convertirá en escalador y mucho menos en experto. Simplemente conocerá algo más de un tema que desconocía.