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Montañismo y Exploración
Una Confraternidad y cómo no sufrirla
15 febrero 2007

El montañismo no se reduce a sólo el de los grandes logros, sino que tiene una base mucho más amplia. Una vez al año, mucha gente se reune para participar en una de las confraternidades que hay en México, como en otros países. Estas son observaciones tomadas en una de ellas, en el Nevado de Colima, en Jalisco. Su intención es ayudar a que los participantes gocen y no sufran esa actividad.







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1. Prepárate antes con más excursiones

El recorrido no es muy largo: alrededor de 28 kilómetros en dos días es una distancia bastante prudente, quizá muy poca para muchos pero como la condición física de los participantes es muy dispar, para algunos las últimas horas resultaron un suplicio. Hubo quien no hace de montañismo más que esa salida a la montaña en todo el año, gente con sobrepeso, muchachos con todas las ganas de comerse el mundo a puños, gente mayor que caminaba sin problema y hasta niños que caminaban porque no les quedaba otra.


Si tú quieres gozar de la caminata, lo primero que tienes que hacer es tener condición física. Si esto no está a tu alcance porque el deporte no es precisamente lo tuyo, debes recordar entonces que la montaña no es una pista donde uno se puede salir en cualquier momento. Entonces puedes prepararte con unas cuantas excursiones de algunos kilómetros meses antes. Estas salidas deberían ser disfrutadas, porque se trata de ir a gozar. Con cuatro bastarían para que tus piernas estén fuertes. Así puedes acudir a la asociación estatal donde programen salidas de diferente nivel de esfuerzo.




2. El peso de tu mochila

El último día, el camino quedó sembrado de comida, basura y hasta ropa. ¿Por qué? La gente no aguantaba ya cargar cosas que le pesaban. Si bien tener una buena condición física es importante, lo útil es que tu mochila no pese mucho. Mientras más ligero vayas, mejor.


La idea de que un montañista es mejor mientras más peso lleve es una de las viejas leyendas que pertenecen al sarcófago de la historia. El estilo ligero es mucho mejor y para eso debes saber qué llevar, es decir: pensar y planear exactamente lo que hay que llevar.


En tus excursiones previas, pesa la mochila y ponte como meta llevarla cada vez más ligera. Si quitas latas y envases que se convierten en basura, verás que tu mochila pesará menos y disfrutarás más.




3. ¿Y qué comerás en tres días?

El asunto comida es quizá el más difícil de tocar, pues cada quien tiene gustos diferentes e intocables. Pero la comida para dos días no debería pasar de un kilo por persona. Quizá kilo y medio como máximo, sin contar envolturas. Todo el material de comida incluidos platos, cuchara, alimentos y basura no debería pasar de los tres kilos.


¿Qué llevar de comer que no sobrepase ese límite? Deshazte de todo lo que sea envoltura y mételo en una bolsa de plástico con cierre hermético. Recuerda que una vez que no contengan nada de comida, se convierten en basura y por lo tanto un peso del que no te deshaces fácilmente, a menos que lo tires en la montaña y marques de esa manera tu presencia. Claro: nadie se dará cuenta de ello si lo haces disimuladamente, pero ¿así quieres ser un montañista? Y si no lo eres, ¿así quieres dejar constancia de tu paso?


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