Semana Santa en el desierto
15 mayo 2007
La lluvia había cambiado el color de la tierra de gris o pardo a verde. Lluvia en ese lugar semiárido es vida en abundancia. El viento traía las nubes desde el norte. Y en el desierto, descubrimos a la gente que vive en él. Estas son algunas de las vivencias adquiridas en un lugar que es más amigable de lo que se ve en las fotografías.
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El recuerdo
En el año de 1990, a mis 13 años, en compañía de algunos familiares y un par de amigos hicimos una caminata en Semana Santa. Empezó en las grutas de Xoxafi para después de varios días terminar en Tolantongo, en particular en El Zapote.
En esa época, no tomaba más decisiones que lo que decía la mayoría o lo que me pareciera lo más lógico. En el 2007, con la capacidad necesaria para hacerlo de manera autónoma, hice esta travesía de nuevo y ver esos lugares que hicieron que mi vida se llenara de montañismo. Esta salida iba a ser de 5 personas, pero terminamos yendo sólo dos: Julia y yo.
Comenzamos en Lagunilla, con esos tediosos 10 km de una carretera de piedras para luego convertirse en terracería que lleva directamente a las grutas de Xoxafi.
Hace 17 años Xoxafi no tenía carretera que llegara hasta la gruta. Además tenía varias entradas, unas con tiros y otras por las cuales se podía entrar y bajar sin equipo. Ahora sólo están las entradas con tiros, con diferente costo de entrada cada una. Decidimos seguir de largo y meternos en los cerros.
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