Los fuertes vientos una vez más impidieron que se continuara con el kayak, por lo que un buque de la marina chilena nos trasladó a todos los participantes hasta Tierra del Fuego, el PC7. Ahí hicimos una larguísima tirada de bicicleta de 240 km. Nadie de nosotros había hecho tantos kilómetros seguidos en bici de montaña y para colmo al final del tramo hubo dos enormes subidas tan largas y pesadas que gran parte de ellas empujamos la bicicleta.

Cerca de las 10 de la noche llegamos al PC9. Una hora después llegó el equipo brasileño. Estaban bastante golpeados por tan largo trayecto. Ambos equipos dormimos en el PC para continuar al día siguiente con el último y más largo trekking (92km). El equipo francés ya lo había iniciado varias horas antes. Por la mañana el equipo brasileño se retiraba de la carrera: uno de sus miembros sufría un fuerte dolor en un tobillo y no querían arriesgarse.

En este tramo de caminata cruzaríamos la Cordillera Darwin, un tramo bastante difícil por la navegación y un paso montañoso, con altas posibilidades de nevadas, por lo que debíamos de calcular muy bien nuestras raciones de comida. La primera parte de este trekking fue seguir un río por varios kilómetros. En el camino había muchos árboles tirados y represas hechas por los castores que se convertían en verdaderos obstáculos en el camino cuando llegaban a tener mucha agua.

Ascendimos hasta un bellísimo collado con una vista insuperable. Montañas nevadas, lagos de color turquesa, cielo amplísimo. Nos detuvimos un rato a descansar y un cóndor pasó muy cerca de nosotros. ¡Wow! ¡Wow! ¡Wow! Era la apoteosis de la naturaleza. No podíamos pedir más.