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Montañismo y Exploración
Expedición al Polo Norte
10 julio 2007

Recorrer casi seis mil kilómetros de hielo en el Polo Norte no es empresa fácil. Tampoco lo fue en 1968, cuando Wally Herbert dirigía la Expedición Transártica Británica, que cruzó desde Alaska hasta Svalbard el casquete polar por primera vez en una época en que las expediciones debían ser pesadas y lentas.







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Wally Herbert. Expedición al Polo Norte. Everest. Madrid. 1979. 62 páginas. ISBN: 84-241-5821-0


El hombre ha atravesado todos los desiertos, ascendido a las más altas cumbres u hecho sus primeras y cautas pruebas en los océanos y en el espacio; lo único que le queda por hacer sobre la faz del planeta es acometer otra hazaña de vanguardia: una expedición a través de la cúspide del mundo.




El 21 de febrero de 1968, un grupo de cuatro expedicionarios británicos salían de Punta Barrow, en Alaska, para dirigirse al Polo Norte. A ellos, y especialmente a su líder, Wally Herbert, no les habían vendido la idea de que alguien había pisado ya el Polo geográfico norte. El hombre había llegado al polo, sin embargo: en globo, en avión y hasta en submarino.


Pero estos cuatro hombres se disponían a llegar al Polo a pie, en trineos, haciendo además el primer cruce del Océano Ártico por su eje mayor: 6,115 kilómetros de hielo y mar. Esta es la aventura de Wally Herbert y sus tres compañeros. Alcanzarían el polo meses después y luego llegarían al archipiélago de Svalbard, donde fueron recogidos por un helicóptero.


Al abrir el libro y ver sus primeras páginas uno se asombra de los tiempos: esa distancia recorrida en 16 meses. Pero claro, se trata del Polo Norte, donde el suelo está en constante movimiento. Y sobre todo: se trata aún de la época de las expediciones de gran peso, donde hay que llevar de todo para estar lo más cómodamente posible además de hacer mediciones científicas. Eso supuso meses de actividad científica pero nada de desplazamiento salvo la originada por la corriente polar, en dirección al norte.


Reaprovisionados por aviones que les dejaron toneladas de comida y equipo para hacer dos campamentos estacionarios de los cuales no se moverían, los exploradores tuvieron que pasar casi un verano y todo un invierno inmóviles, en la medida en que se los permitía el medio siempre cambiante en que estaban.










El libro es un resumen especialmente dirigido a la juventud y los niños. De manera bastante abrupta narra la expedición y uno se queda con la inquietud de cientos de preguntas o de que arrancaron de la obra cientos de páginas para saltarse meses de vivencias. Su brevedad impide hacer más anotaciones pero deja en claro lo que fue la expedición.


Wally Herbert falleció el 12 de junio de 2007 a la edad de 72 años. Se había convertido en uno de los pioneros de la exploración polar en su época y se discutió mucho en torno a su hipótesis de que ni Cook ni Peary alcanzaron el Polo Norte, lo que lo dejaba a él y sus compañeros como los primeros. Sin embargo, en el libro sólo menciona que no hay pruebas suficientes para descartar a Cook y admitir a Peary como de lo contrario.


“En los 15 meses pasados en el Ártico nos habíamos acostumbrado a los ruidos y al aspecto de los hielos a la deriva y desarrollado hábitos de supervivencia que no requerían un pensamiento consciente. La aventura no consistía ya en lo novedoso de la situación, sino en la expedición en conjunto; su momento más emocionante no era ya tampoco divisar tierra, sino ver desde ésta los hielos a través de los cuales la habíamos alcanzado.” (p. 58-59)





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