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Montañismo y Exploración
El macizo del Mont Blanc

Uno de los libros clásicos de Gastón Rebuffat, proyecto que comenzó viendo la luz en 1943, sigue siendo una obra de consulta importante para quienes quieren ascender a tratando de experimentar una sensación secreta y profunda, la de hacerse alpinista, como dice el propio Rebuffat.







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Gaston Rebuffat. El macizo del Mont Blanc. Las 100 mejores ascensiones. Ediciones Desnivel, Madrid. 2005. 240 páginas. ISBN: 9788496192928.


El alpinista es un hombre que conduce su cuerpo allá donde se fijaron un día sus ojos. Y que además regresa.




El Macizo del Mont Blanc, Gaston Rebuffat Gaston Rebuffat es uno de los escritores de la época clásica del alpinismo más leídos. Guía de montaña en los Alpes, participante de la expedición que llegara a la cima del Annapurna en 1950 y el primero que realizó las tres caras nortes de los llamados “tres últimos problemas de los Alpes”, también fue escritor de varios libros. El macizo del Mont Blanc. Las 100 mejores ascensiones, es otra de sus obras clásicas.


En ella se da a la tarea de revisar las que pueden ser las más idóneas, tarea de titanes, pues “…solamente en el macizo del Mont Blanc existen más de dos mil posibilidades de ascensión…” (p. 7)


Paredes como la norte de las Grandes Jorasses, Les Droites, Los Drus, el Dent du Géante, el Grépon, la Aiguille du Midi y más, hasta llegar a cien, son narradas por el autor con sus años de experiencia de vivir y transitar en la montaña para “hacerse alpinista”:


“El objetivo no consiste solamente en realizar unas ascensiones interesantes, sino a través de éstas experimentar una sensación secreta y profunda, la de hacerse alpinista.” (p. 20)


Hacerse alpinista a través de las ascensiones, de estas cien ascensiones recomendadas por Rebuffat, donde él espera que se encuentre la parte esencial del alpinismo:


“Una ascensión es como una fiesta. El paisaje está allí: pero quien lo instala es el escalador. Es quien lo ordena yendo hacia él: salida bajo las estrellas, alboreo de un nuevo día, subida hacia el sol, el hombre que por su venida a estos lugares de nieve y de roca les confiere otra vida y una nueva razón de estar allí… Se registra la escalada, que es una creación, un encadenamiento coordinado de movimientos de equilibrio, gestos precisos, ligeros, elegantes —y cuando no lo son, se experimenta en el fondo de sí mismo una especie de falta o tacto—, nacidos de la imaginación y luego de la inspiración. También hay que contar la presencia del compañero, viril y fraterna, y la sonrisa o la inquietud intercambiadas y compartidas en las reuniones.” (p. 7)










El libro fue publicado por primera vez en 1946 y la edición que Desnivel presenta corresponde a la de 1973: mejorada en mucho, seguramente. Sin embargo, como menciona Simón Elías en el prólogo, la graduación de dificultad, el equipo técnico, los tiempos de ascenso y descenso y las condiciones de la montaña, han cambiado mucho. Y también ha cambiado el estilo clásico de ver la montaña, estilo que representa mucho a Rebuffat:


“…una ascensión no es una carrera contrarreloj, muy al contrario: es la libertad recuperada, bella, plena… Se estaba prisionero en la ciudad y ahora se va a donde se desea.” (p. 20-21)


Sin embargo, sí delimita muy claramente que los Alpes es el terreno de juego y que no por eso debe estigmatizárselos, como lo han hecho tantos escritores de novelas:


“Es falso que los Alpes sean homicidas. Si hay piedras que caen y aludes que se desploman es porque en la montaña, como en todas partes, rige la gravedad. Ésta es la ley. Igualmente, es ley que el barómetro y el termómetro suban y bajen. Corresponde al alpinista saberlo, aprenderlo y tenerlo en cuenta.” (p. 17)


Libro considerado clásico, será buena fuente para quienes quieran ascender al macizo del Mont Blanc.





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