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Montañismo y Exploración
El descenso de la Cascada de Basaseáchic
6 diciembre 2007

Descender en rapel junto a la cascada de Basaseáchic fue un privilegio que me tocó compartir con los miembros del Grupo de Espeleología y Exploración de Cuauhtémoc, al mismo tiempo que aprovechamos para medir la verdadera magnitud de esta importante caída de agua.







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Los arcoíris


Una vez que Don Ramiro bajó fue mi turno. Al ir descendiendo, con el clisímetro fijé el nivel de la cuerda en el punto exacto donde se iniciaba la cascada, y dejé una marca con el fin de poder medir con precisión la magnitud de la caída de agua. Seguí bajando y todo el tiempo tuve ante mí la visión de la cascada; ¡qué espectáculo tan maravilloso!, me tocó ver varios arcoíris que se formaban con toda la brisa que se escapaba del golpe del agua.


Cuando llegué al fondo inició Cuitláhuac Rodríguez su descenso. Mientras esperaba me extasiaba con el espectáculo que tenía abajo. Intenté acercarme al lago de la cascada, sin embargo, es difícil porque siempre está sujeto a la fuerza de la brisa y viento que se desprende con la cascada, y aproximadamente implica quedar totalmente empapado.





Descendiendo junto a la cascada de Basaseáchic




Existen grandes bloques rocosos producto de derrumbes milenarios. Todo está cubierto de pasto y de un musgo de color verde intenso muy bonito en un radio de unos 100 metros. Después está el bosque, muy bien conservado gracias a que no ha estado sujeto a la depredación humana. Del lago surge el Río Candameña, que brinca entre las piedras iniciando así su recorrido hacia el Río Mayo.


Aguardaba a Cuitláhuac cuando a ratos llegaban fuertes ráfagas de viento que desviaban la cascada hacia los lados. Gracias a algunas de estas desviadas quedé totalmente empapado y eso que me encontraba como a 100 metros de donde caía el chorro principal.




La creciente


Cuando llegó Cuitláhuac comenzamos a bajar por el río, pero teníamos que cruzarlo para poder tomar la vereda que sube hasta lo alto de la cascada. Sin embargo, el cruce nos costó algo de trabajo debido a que el río estaba crecido y seguía creciendo. Desde hacía una hora estábamos bajo una insistente lluvia. Subir por la vereda fue algo bonito. Como todo estaba mojado el bosque relucía con un verde tan bello que sólo la naturaleza nos puede ofrecer.


Eran las 6 de la tarde cuando llegamos arriba, ya todos los cables y equipo habían sido recogidos. Después de Cuitláhuac ya no hubo más descensos. Todos se encontraban en el campamento levantándolo y preparando la discada de despedida. Si algo me llamó la atención fue que a los miembros del GEEC les gusta comer bien, yo estoy más acostumbrado a las faquireadas.




Candameña: la barranca de las cascadas¿Cuánto midió la cascada?


Una vez que terminamos de comer y procedimos a medir el cable de descenso, entre las marcas que había colocado con el fin de conocer la medida exacta de la caída de agua de la Cascada de Basaseáchic. Resultó ser de 245 metros, concordando con el dato reportado por el geógrafo Schmidt de 246 metros. Para esta medición tomamos en cuenta factores como la elongación del cable, la profundidad de las pozas de la cascada, tanto arriba y abajo, así como otros detalles.




Una oración


Antes de partir de regreso a Cuauhtémoc fui a despedirme de la cascada, a orar ante la naturaleza y dar gracias porque se nos permitió el privilegio de estar con ella y de disfrutarla al máximo. La lluvia ya había cesado desde hacía rato y del fondo del valle y de la barranca se levantaba lentamente una niebla que se confundía con la brisa de la caída de agua.


 


Tomado de Carlos Lazcano. Candameña, la barranca de las cascadas. Gobierno del Estado de Chihuahua, Secretaría de Turismo. 1997. 169 páginas. s/ISBN. Capítulo 3, páginas 48-55


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