Cabe destacar la participación de algunos escaladores de renombre, como por ejemplo Alex Huber y aclarar que ser famoso no hace su voto más importante, sino, solamente más famoso. No hace falta ser un escalador de elite para comprender el impacto que los clavos de expansión tuvieron y tienen en la montaña y en la escalada.

También es pertinente mencionar que algunos escaladores Argentinos y Latinoamericanos, que mas allá de los aspectos personales de la relación entre personas, no están en absoluto de acuerdo con que hayamos permitido votar a los extranjeros, principalmente provenientes de algunos países de Europa y América del Norte (Alemania y USA, entre otros). Pero como la historia del alpinismo en Patagonia la escribimos entre todos (con vías, con intentos, con cabañas, con la asamblea) nosotros no cometimos el mismo error que Maestri y dejamos que el voto de todos nos dé una respuesta.

Devolverle al Torre su lado salvaje:

La montaña ya no es salvaje, (no nos referimos aquí a su meteorología caprichosa). Empezó a dejar de serlo cuando el primer humano occidental le puso nombre y le otorgó un valor. Dejó completamente de serlo, en el momento en que se inauguró el pueblo de El Chaltén en el año 1985. No dejó de ser la montaña salvaje porque tiene más o menos clavos, sino porque tiene un pueblo con todos los servicios a algunas horas a pie, con dos supermercados, con Internet satelital y ya casi totalmente conectado por el asfalto con “las Vegas de la Patagonia” (Calafate, con aeropuerto y casino).

No sólo los servicios le han quitado su lado salvaje. ¿Queda alguna duda de cuánto más accesibles son las cumbres de la región desde que es posible ver una previsión, más o menos acertada, del clima por medio del teléfono y/o las páginas meteorológicas web?

Sentido común:

En el mundo conviven un sin fin de intereses, la más de las veces contradictorios y esa diversidad es: cultura, lenguas, comidas, construcciones, etc. Aceptar esta diversidad es aceptarnos.

Se hace entonces imprescindible la búsqueda de un sentido común, para no pararse sobre los derechos de los otros. Sabemos que lejos está nuestra sociedad globalizada de lograrlo ¿por qué no hacerlo nosotros, entre escaladores, que es un universo mucho más acotado?

La exposición de ideas fue hecha de manera abierta. La charla fue en español, pero había un par de traductores siempre que era necesario. Todos dimos, espontáneamente, tiempo y lugar para que cada presente expusiera su punto de vista si así lo deseaba. Cuando la exposición de ideas pareció acabada se levantaron las manos para votar.

Resultado: El conteo fue a ojo. No se dijo ninguna palabra después de que el segundo grupo levanto las manos. De tal vez 40 personas presentes aprox. 30 votaron que los clavos se queden.

Conclusión:

La puesta en común ya está hecha, lo que no significa que la cuestión está cerrada, permanezcamos a la expectativa del crecimiento.

En mi opinión, este verano nos dio la oportunidad de poder declarar en conjunto:

• No a las escaleras de clavos en ninguna montaña desde ahora en adelante.


• Sí a la búsqueda de soluciones comunes (no referido a simples)


• No a la prepotencia, de ideas y acciones por parte de los actores implicados.


• Aceptar la historia como parte de nuestra cultura.