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Choyero: Baja California en bicicleta
1 abril 2007
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La península de Baja California es uno de los destinos favoritos de los ciclistas. En una tierra donde el desierto, el mar y la montaña dominan siempre, el ciclista se ve enfrentado a cientos de kilómetros por rodar con muy poco tránsito de vehículos. Sin embargo, el que permanece ahí viendo todas sus facetas, regresa cambiado.
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Mi primer atardecer en el Desierto Central, visto desde mi cama temporal.
Esa noche trajo algo completamente nuevo: leí un rato, cené y me dormí.
Estaba en México, en mí ciudad, en mí casa. Era parte de una reunión, una reunión familiar y estábamos ya bien entrados en la noche, pero algo había diferente en mí, algo no me dejaba estar tranquilo y pronto lo reconocí, la reconocí: sed. Sed como nunca antes la había sentido. Sin más, corría hacia la mesa y bebía todos los vasos de agua. Sin poder saciarme atacaba el refrigerador y vaciaba en mi boca una botella entera de agua mineral, dos litros que despertaban algo extrañísimo.
A mí.
La noche no había terminado, era tranquila como siempre y lo único uniéndome con el mundo eran los estruendosos camiones, frenando con motor para pasar la siguiente curva. Yo me tomé unos segundos para entender que no era real, que estaba en Baja California, solo, en bici y luego bebí hasta más no poder.
El jardín de piedrones de Cataviñá es un paisaje extraño, difícil de concebir pero bello sin duda.
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