La escalada del Mont Blanc se dio como complemento de nuestro viaje a escalar el Monte Cervino. A unos pasos de Francia y con unos días disponibles no podíamos perder la oportunidad de conocer Chamonix y visitar a manera de homenaje los lugares de los que tanto habíamos leído, así que nos trasladamos en tren de Zermatt a Chamonix y tras instalamos en el hotel Cruz Blanca para luego salir a conocer tan apasionante lugar.
Descansamos dos días en Chamonix. El primero visitamos los museos, conocimos la famosa ENSA (Escuela Nacional de Esquí y Alpinismo) y visitamos el cementerio donde pasamos unas horas entre las tumbas de leyendas del montañismo como Edward Whymper, Lionel Terray y Louis Lachenal. ¡Cuánta historia teníamos frente a nosotros! El segundo día deambulamos entre tiendas e inevitablemente compramos algo.
Israel en la entrada de la ENSA
Pero el 27 de julio partimos rumbo al Mont Blanc. Tomamos el teleférico de Chamonix a la Aiguille du Midi. Después del teleférico caminamos por un túnel tallado en la roca en busca de la salida que nos conduciría a la nieve, nos colocamos encordamos y comenzamos a movernos en el glaciar. Fuimos al Refuge des Cosmiques (3,613 metros) donde pasamos la tarde observando desde la terraza la cara norte del Mont Blanc du Tacul y sus tres vías: la Contamine-Grisolle, la Contamine-Mazeaud y la Goulotte Cheré. Si nos daba tiempo, pensábamos escalar una de ellas.
Al final de la tarde comenzó a nevar copiosamente y para la hora de la cena los comentarios de los guías con sus clientes giraban en torno a la conveniencia de salir a la una de la mañana o esperar hasta las cuatro ya que el parte meteorológico pronosticaba que la nevada iba a continuar unas horas más.
El Mont Blanc
Uno de los montañistas que habían hecho cumbre ese día informó que la cuerda fija que utilizan mucho los guías entre el Mont Maudit y el Col de la Brenva para superar este paso podría ser un problema, pues se había fijado sobre rocas que parecían inestables. Sólo habría que ir con cuidado.
A la una de la mañana seguía nevando y había ráfagas de viento. Nos volvimos a meter a la cama y esperamos hasta las cuatro.
A las 5:45 dejamos el refugio y anduvimos detrás de otras cordadas por el Col de Midi, encandilados con la luz de nuestras lámparas frontales. Conforme ascendíamos entre las grietas de la vertiente norte del Mont Blanc du Tacul dejábamos atrás cordada tras cordada. El tiempo volvió a descomponerse y los guías comenzaron a replantearse la ascensión. Nosotros continuamos avanzando y eso sorprendió a sus clientes.
Para cuando casi salíamos de la gran pendiente éramos la cordada puntera. Cruzamos hacia el Col Maudit y vimos al fondo una tienda. Íbamos por buen camino. Volteamos y notamos que algunos guías habían decidido llevar a sus clientes al Mont Blanc du Tacul, quizá porque sus clientes nos habían visto proseguir.
Aproximación de la Aiguille du midi al Refuge des Cosmiques
Llegamos y pasamos el paso del que se había hablado en la noche, con su cuerda fija. En el Mur de la Cote encontramos a dos montanistas que habían dado media vuelta porque las condiciones del tiempo eran muy malas. Posiblemente eran los que habían dormido en el Col Maudit. Comenzó a nevar nuevamente. Las ráfagas de viento se incrementaron y perdimos visibilidad.
El altímetro marcaba 4,500 metros. Estábamos a sólo 300 metros de la cumbre y aunque no veíamos nada, sabíamos que la cumbre estaba hacia el sur. Decidimos continuar. Con la ayuda del altímetro y la brújula ascendimos en forma directa y en ensamble para no perder tiempo.