Les pido su asesoría en dos puntos
1.-Tengo como meta subir el Aconcagua en febrero, por cuestión de trabajo no he podido tener un entrenamiento en forma, que me recomiendan para que en corto tiempo pueda recuperar condición, especialmente me preocupa el tema de altura y resistencia física
2.- En ocasiones subo con mis hijas la montaña, tengo una hija de 8 años y tengo en diciembre planeado subir el Iztaccíhuatl. ¿No existe ningún riesgo que le afecte la altura a su edad? Ya subió la Malinche a sus 7 años y se sintió muy bien.
Gracias por su respuesta
José Carlos
Hola José Carlos
La buena condición física no se alcanza en poco tiempo. Si así fuera, todo mundo seríamos unos excelentes atletas. Se trata de un proceso que lleva meses. Generalmente debes comenzar a entrenar bastantes meses antes de tu evento principal para que tengas el resultado que deseas. Como esto es un proceso puramente biológico, no puedes saltarlo y no creo que puedas hallar un método de entrenamiento que te deje en condición para lo que quieres hacer. Si alguien te dice que puede hacer de ti un atleta en tan corto tiempo, te estará engañando.
Te recomiendo que hagas una prueba de resistencia. Aunque correr 10 kilómetros contra reloj (algo que hacen muchos) podría darte una idea de tu condición, es preferible la prueba de Cooper porque ya existen tablas donde puedes comparar tu rendimiento y es sencillo de hacer.
Si tu rendimiento es bajo, probablemente no valga la pena gastar en ir al Aconcagua. Claro que eso lo decidirás tú. Yo sólo hago el comentario basado en tu seguridad y la seguridad en el montañismo está basada en una gran parte en tu condición física, sobre todo en grandes altitudes.
Por supuesto, puedes comenzar a entrenar hoy mismo y hacerlo metódicamente para lograr mejores resultados, pero no lograrás tener los cambios fisiológicos óptimos hasta dentro de unos meses. Por eso es que se dice que el entrenamiento es un “acto de fe”, pues tienes que trabajar mucho para que durante mucho tiempo no notes apenas cambios, aunque en la realidad el entrenamiento rinde frutos desde el inicio, pero su permanencia de larga duración se logran hasta más tarde.
Eso es en cuanto al punto de la resistencia y el acondicionamiento físico. En cuanto a la altura (mejor dicho: altitud), el problema es de otra índole porque no hay hasta ahora nada que permita saber si a una persona le darán molestias o no estando en altitud. Puede tener muy buena condición física y sufrir del mal de montaña o puede no tener condición física y no sufrir ninguno de los síntomas. No hay nada seguro. Por supuesto, el acondicionamiento físico ayuda.
Lo único que sí te ayuda es ir continuamente a la montaña. Tu cuerpo tendrá cambios fisiológicos paulatinos y mientras más días y noches pases por encima de una cota determinada, esos cambios se harán más acentuados. Es lo que se conoce como aclimatación y es un proceso que dura mientras estés expuesto a esas condiciones pero que se pierde después de un tiempo que estés lejos.
Si decides irte al Aconcagua, asegúrate de pasar todos los fines de semana que puedas por encima de los cinco mil metros y tendrás mejores posibilidades de éxito y si no es éxito, al menos no padecerás por aclimatarte allá.
El mal de montaña ataca más agudamente a las personas jóvenes o, por decirlo de otra forma: son más propensos a sufrirlo porque su cuerpo está en crecimiento. Claro que tienen más posibilidades de aclimatarse pero yo no haría el experimento con un niño de la edad de tu hija. En un estudio reciente, unos investigadores encontraron que la altitud provoca daños cerebrales irreversibles, con altitudes incluso menores a la del Iztaccíhuatl (4,808 metros, en el Mont Blanc).
Por otro lado, la exigencia física que el Iztaccíhuatl o cualquiera otra montaña de altitud requiere de un niño es muy alta y recuerda que los niños están creciendo. Querer que se sometan a esfuerzos grandes puede perjudicar su crecimiento. Aún así, podría ir, con lo que regresamos al tema de acondicionamiento físico.
Si tiene buena condición física y se ha aclimatado previamente, es posible (pero no seguro) que aguante y no le pase nada. Pero es difícil medir el grado de condición física en niños porque siempre están activos. Además, por lo que comentas, subió a la Malinche a los siete años y ahora tiene ocho. La aclimatación ya la perdió y tendría que adquirirla de nuevo.
Sin embargo, aunque reuniera los dos requisitos anteriores, queda el tema de los daños cerebrales. Considera que los niños son de goma para muchas cosas, pero que también son de cristal para otras y si eso otro es invisible, pensarás que no pasó nada. He visto a varias madres a nivel de los cuatro mil metros que cargan a un niño o bebé ya dormido con la piel amarillenta y los labios azulados sin percatarse que lo que el niño tiene no es sueño, sino mal de montaña y que está en peligro.
Esto es sólo es un panorama sobre tus preguntas. Finalmente, en ambos temas decides tú pero queda un punto que no tocas pero se vislumbra en tus preguntas: debes discernir el por qué vas a la montaña. Puedes ir para prepararte e ir al Aconcagua o puedes hacerlo en plan familiar. Uno es puramente deportivo y el otro recreativo. No puedes mezclarlos sin fallar con uno de ellos o ambos. Es decir: si vas con tu hija, no podrás alcanzar tu objetivo deportivo y si te preparas para ir al Aconcagua, no podrás llevar a tu hija. Considera que estás tocando la montaña con dos objetivos que no son compatibles.
Cualquiera de los dos objetivos que elijas es válido. Para entrenar tienes varias alternativas pero te recomiendo que hagas carrera y subas cuantas veces puedas a la montaña. Es el mejor entrenamiento. Toma tiempos de subida, mide tu frecuencia cardiaca, controla tu hidratación constantemente. Y haz un chequeo al menos cada mes.
Saludos