DIECISIETE

Héctor Aliosha Miranda Montaño

Mis chavos:

Les quiero compartir un documento relacionado al Dóping, que tanto daño hace a deportistas y de rebote a disciplinas deportivas después de una larga compilación de información histórica y de actualidad.

Ojalá esto despeje algunas inquietudes que muchos de ustedes tengan.

El doping, esta exageradamente unido al deporte desde tiempos memorables o remotos. Primero fue definitivamente la práctica deportiva, pero de manera paralela a ella, desde la remota antigüedad, el hombre siempre ha buscado la forma de mejorar su rendimiento, de intentar ser superior al resto, con métodos legales como el entrenamiento. Pero a su vez, con el uso de nuevas tecnologías se investigaron otros métodos de ser mejor apegados entre comillas a la legalidad. Por tanto todo aquello que no da positivo en un control no es doping.

Ser el mejor conlleva, además del reconocimiento social, al reconocimiento económico que soluciona la vida en pocos años. Ante esta tentación, entonces caen muchos en la suma de los factores para esa búsqueda. Indiscutiblemente, el ciclismo es la madre o el deporte estrella del Doping. Desafortunadamente se descubría un caso y de inmediato era del dominio público sobre todo de personas que trataban de ocultar la realidad de sus deportes (futbol y futbol americano) específicamente. Todavía por ahí uno que otro pseudoreportero o cronista deportivo exigen más dureza contra los positivos o en las sanciones y no se van al fono del asunto.

Por ejemplo; Un ciclista pasa más de 100 días de competencia por temporada, que claramente no se ve en otros deportes. Las jornadas de competencia tienen un promedio de 4 o 5 horas de duración por día, cosa que tampoco se ve en otros deportes. Si nos vamos a la prueba máxima del ciclismo estamos hablando del Tour de Francia donde se tienen 21 días de competencia repartidos de la siguiente manera; prologo y ocho etapas dando un total de nueve días ininterrumpidos, un día de descanso, siete etapas sin interrumpir y otro día de descanso y finalmente se llega a los arcos en 5 etapas más. Por ello cuando escucho a los comentaristas de futbol exclamar en sus micrófonos en los tiempos extras que van a ver de que están hechos los futbolistas, pues solo me queda más que reírme, 90 minutos de juego repartidos entre 22 jugadores y uno o dos juegos por semana máximo, ¡verdaderamente no hay comparación!

Hay deportes que tienen más riesgos por estar sometidos a mayores esfuerzos que quienes compiten muchísimas veces menos en una temporada. No se trata de menores o mayores sanciones, de castigos, más bien hay que dejar en claro que el doping a final de cuentas cobra facturas con impuestos más elevados que en ninguna otra parte. La realidad es que existen muchos deportistas que apuestan por su futuro en corto a cualquier costo antes que apartarse del sendero del Doping.

El Doping es una realidad a la que no podemos cerrar los ojos, es un tema que no todos los deportistas quieren abordar. Es una palabra cargada de ¡escándalo!, de ¡temores ocultos! y que podríamos decir que es fruto de algo tan humano como el ansia de superación y de trascender ante nuestras limitaciones físicas o psíquicas.

Históricamente el hombre ha querido sortear las barreras que acotaban su rendimiento o que le impedían llegar a lugares más avanzados de su mente. Para substraerse a estas limitaciones decidía recurrir a sustancias (naturales) que, en su opinión, le permitían dar un salto de liberación en algunas de sus imperfecciones. Y ASÍ NACIO EL DOPING (que no es más que competir o lograr objetivos con ayuda ajenas a las que el organismo puede desarrollar).

En los tiempos de Hipócrates (Siglo V a J.C.) los corredores de fondo bebían brebajes de plantas para evitar la congestión del bazo, que era el principal obstáculo que encontraban para mantener su velocidad en las carreras. Eso es un caso de doping.

En el imperio romano durante las cuadrigas (carreras de caballos), a los caballos se les daba agua y miel por que se pensaba que así aumentaba el rendimiento de las bestias. Los gladiadores ingerían grandes dosis de carne de toro con la creencia de que de esa manera asimilarían la fortaleza de dicho animal (ejemplo claro de un doping psicológico).

Los AZTECAS utilizaban el Peyote para mitigar la sensación de fatiga en las carreras (Fray Bernardino de Sahagún, 1529 "Historia general de las cosas de Nueva España). Los indígenas que servían a Cortés recurrían a la mezcalina (peyote) para aliviar la fatiga producida por los largos recorridos.

Y qué decir de los pigmeos africanos con los alcaloides, los Incas con la hoja de coca, los choferes de los camiones con su pastilla de paracetamol o aspirinas tomadas con refresco de Cola. Con esto queda muy claro que el Doping o la estimulación no está circunstancialmente apegado solo a los deportistas, es una forma aplicada a lo largo del tiempo en todo el planeta y por todas las civilizaciones para superar toda una serie de obstáculos en las que se incluye el aspecto psíquico o físico.