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Montañismo y Exploración
Sobre ética y sus aplicaciones en montañismo

El montañismo se ha considerado siempre como un deporte esencialmente ético, pues no tiene árbitros y se confía en la palabra de quien dice haber hecho el evento. ¿Esto ha cambiado?







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Un deporte es considerado como tal si tiene un reglamento que seguir y esto sólo se cumple (para la gran mayoría) si se ganan lugares, medallas y, sobre todo, si hay un árbitro que garantice que se hace o no.

El montañismo y sus deportes derivados (salvo los más recientes, que son netamente competitivos en el sentido de ganar sobre otro) se han considerado siempre como deportes sin un reglamento fijo aunque hay muchas reglas no escritas que se siguen o, al menos, son deseables que se sigan por todos. Tal es el caso la Declaración del Tirol, que partió del Código de Montaña de la UIAA.

Es, quizá, la libertad de estar sin un reglamento y, sobre todo, sin un árbitro, lo que hace más nítido nuestros deportes. Es confiar en el honor de quien dice haberlo hecho y, por eso, ser montañista implica una responsabilidad. Esto mismo se extiende a los aventureros que se dirigen al mar o a los polos. Todos sin testigos.

Sin embargo, pese a la buena voluntad de la UIAA, nadie puede ser testigo del logro de un montañista sino él mismo y sus compañeros y se confía en que la noticia sea verídica.

A partir del libro �Grandes engaños de la exploración�, de David Roberts, he ido hurgando en Internet en busca de algo similar. El resultado desembocó, prácticamente sin querer, en un número que parece monografía sobre ética, pero sin ser exhaustivo. Tema espinoso, sin duda.

Los artículos que componen este boletín son importantes cada uno por sí mismos pero en conjunto arroja una claridad sobre el tema. Agradecemos enormemente la autorización que la ExplorersWeb nos otorgó para hacer la traducción de su importante artículo �Las reglas de la aventura�, mismo que se puede encontrar en nuestro Sitio Web y que coloca los puntos sobre las íes.


Este boletín es la unión de dos números por una razón: viajo nuevamente al mar para continuar el Proyecto �Mares de México�. Quedan 500 kilómetros que recorrer para terminar la navegación del Atlántico mexicano. A la llegada al puerto de Veracruz, podré ver el Caribe y el Golfo como el primer paso cumplido.

¿Habrá noticias sobre cómo va la expedición? Sí, cuando tenga acceso a Internet. Voy como me gusta ir: sin testigos, sin árbitros, sin apoyo exterior. Posiblemente alguien en el futuro diga que lo que he hecho no lo hice en realidad. Está en su derecho pero en la satisfacción no existe el reconocimiento externo.



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