SOBERANIA ESPELEOLÓGICA: ¿COMPETIR O COMPARTIR HALLAZGOS BAJO TIERRA?
6 abril 2006
La exploración subterránea suele divulgarse desde la óptica de los países espeleológicamente mas desarrollados. Los espeleólogos foráneos deberían asumir principios y procedimientos respetuosos ante los grupos nacionales. La clave está en promover solidariamente la igualdad entre colegas.
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El retorno de la información recabada en el neotrópico y procesada fuera de nuestra región suele ser tan escaso que muy pocas veces los autores envÃan suficientes impresos a los grupos latinoamericanos como para depositar, al menos, en varias bibliotecas nacionales o en bibliotecas universitarias de los paÃses explorados. PodrÃamos consolarnos con el avenimiento del Internet como herramienta de consulta, pero ese consuelo sólo serÃa válido si al menos el 10% de la población tuviera acceso a esa fuente de información, cosa que no ocurre en paÃses del sur.
Estas situaciones generan cierta dependencia, como cuando los estudiantes desean consultar algo Â?por ejemplo el catastro espeleológicoÂ? y deben recurrir a entes de otras naciones para obtener los datos de su propio paÃs. Este desbalance en las relaciones explorativas, investigativas y divulgativas no podrá revertirse a corto plazo si ambas partes Â?los visitantes y los espeleólogos nacionalesÂ? no se ponen de acuerdo, pero al menos se debe exigir a los visitantes que apoyen en el fortalecimiento de la espeleologÃa en el tercer mundo, aquella que no es una Â?espeleologÃa tercermundistaÂ?.
Hay que aclarar que lo que los nativos suelen criticar no es el avance de la ciencia impulsado desde otras latitudes Â?aspecto que no negamos a los visitantes, y que abiertamente valoramos y agradecemosÂ? sino que objetamos las actitudes impuestas y el intervensionismo de hecho que a veces ocurre a espaldas de la espeleologÃa nacional. El avance de la ciencia no puede justificar ciertos procesos de exclusión evitables.
Tampoco debe continuar la direccionalidad foránea, cuando todos los parámetros de una expedición son seleccionados desde afuera como por ejemplo: las fechas del viaje, el destino geográfico, las prioridades, la autorÃa de las publicaciones, la extracción de muestras de laboratorio, e incluso se llega a decidir desde ultramar cuáles son los interlocutores locales que son válidos para participar como contraparte nacional.
En ese último caso los extranjeros buscan en el sur a los interlocutores más complacientes o los que no conozcan la relevancia ulterior de las expediciones. Esto ha ocurrido porque a veces los espeleólogos de Latinoamérica no han sabido reclamar activamente su derecho a participar o incluso algunos ni siquiera han entendido que esa participación nacional en las expediciones no es un favor dadivoso, sino que constituye un auténtico derecho. Siempre que se vaya a pisar terreno virgen, como ocurre cotidianamente en actividades subterráneas, debe estar presente un espeleólogo del paÃs.
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