PREMIOS Y REALIDAD
13 febrero 2006
El Piolet d’Or nació con la idea de premiar al mejor evento del montañismo mundial y es considerado ahora la máxima distinción deportiva al montañismo. En días pasados, fue otorgado a Steve House y Vince Anderson por su nueva ruta abierta en estilo alpino en el Nanga Parbat, vertiente del Rupal.
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Han pasado 47 años de controversia y Maestri aún no presenta pruebas de haber logrado la cumbre. Sólo su relato, pero numerosos escaladores posteriores a él, han puesto en duda su afirmación por no encontrar rastros de la escalada.
Años después, Maestri organizaba una nueva expedición para acallar estos rumores y ascendió al Torre por una vía donde había utilizado un compresor para colocar anclajes y hacer su ascenso. A su descenso, los anclajes fueron destrozados y el compresor abandonado. Mala forma de convencer al mundo de que había hecho antes una escalada libre.
¿Por qué Maestri presentó este documento tantos años después? Porque uno de los eventos nominados fue el ascenso al Cerro Torre por una nueva ruta (“El Arca de los Vientos”) en estilo alpino por Ermanno Salvaterra, Rolando Gariboti y Alessandro Beltrami, ruta que es la misma que siguió Maestri con Egger, dice el propio Maestri.
Pero la raíz de este comunicado que dejó sorprendido a medio mundo, fue el objetivo mismo de la escalada: repetir la ruta de Maestri y buscar restos de la escalada de 1959. “Algunos me han acusado de reabrir un capítulo cerrado pero deberían saber que esta historia nunca ha sido cerrada”, dijo Salvaterra cuando regresó de la expedición y finalizó: “Pero la duda, aún prevalece”.
Con esto, con fotografías y declarando que no había encontrado más clavos por encima de los 200 metros de la pared, ponía de nuevo en tela de juicio el ascenso de Maestri.
Premios… intereses personales y envidias que no tendrían que ver nada con lo que siempre se argumenta sobre el montañismo. Pero los montañistas somos seres humanos.
La verdad es que Steve House y Vince Anderson podrían declararse reconocidos internacionalmente aún sin haber logrado el Piolet d’Or. Sobrevivieron y eso nos hace ver que el montañismo de punta, aquello que podría ser considerado realmente extremo (usando la palabra de Mark Twight), roza muy de cerca con la muerte.
Y que la suerte tiene cada vez más, un lugar en el éxito o el fracaso.
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