La fisonomía de la pared ha cambiado por completo de lo que fue cuando el primer ascenso hace 25 años. El calentamiento global está acabando con los glaciares del Perú, la guía que teníamos decía que la ruta era en su mayoría nieve y que con 5 estacas la librábamos, incluso hace 5 años era así pero ahora era una pared de hielo de 600 metros.
Ahí estábamos por fin, frente a la línea directa a la cumbre que llevábamos buscando por meses, nuestra primera experiencia de gran pared en montaña. Iniciamos la escalada a las 11:30 de la noche. Habían pendientes de nieve de 60° y llegamos a la rimaya en un punto en donde no la pudimos cruzar porque la grieta estaba muy abierta, así que cuando encontramos la forma de cruzarla ya habíamos perdido dos horas.
Eran 20 metros en travesía dentro de la grieta y finalmente del otro lado salimos a la pared. Las 2 y media de la mañana y estábamos a 13° bajo cero, pero escalábamos bien.
Largo tras largo la pared fue quedando debajo de nosotros. La sensación de la vertical era increíble. Sin darnos cuenta llegamos al crux de la ruta, unos 15 o 20 metros de hielo cristal a 80°. Sin pensarlo le pegamos y también quedo debajo. En este punto sabíamos que técnicamente lo íbamos a lograr, pero la pendiente seguía y seguía y ahí fue cuando dudamos si físicamente íbamos a poder salir de la pared.
Nos empezamos a desesperar y buscábamos la salida hacia la ruta normal. Pero sabíamos que la única salida era por arriba, llegando a la cumbre.
Después de once horas llegamos a una grieta 60 metros debajo de la punta, pensamos en salir hacia la ruta normal haciendo una travesía hacia la izquierda, pero decidimos salir por la punta, así que sin pensarlo más hicimos una travesía de dos largos hacia la derecha donde encontramos la arista norte y 50 metros más arriba la salida a la cumbre.
Después de doce horas y media de escalada llegamos a la cumbre. Estábamos física y psicológicamente desgastados por los 17 largos de 50 metros, 14 en hielo y 3 en nieve dura. Media hora en la cumbre e iniciamos el descenso por la ruta normal, 3 horas después ya estábamos en Campo 1. Llegamos tan cansados que no pudimos ni cocinar ni nada, llegamos directo a dormir. Al día siguiente nos levantamos tarde y bajamos hasta el campo base donde nos encontramos con Don Clemente.
Bajamos muy contentos con la escaldada en el Toclla, este es el comienzo de nuevos proyectos.