Rüdiger Nehberg. Manual del Aventurero. Técnicas de supervivencia. Edicines Martínez Roca, México. 1984. 282 páginas. ISBN: 968-21-0383-5
Lo primero que uno piensa cuando comienza a leer este libro es que Rüdiger Nehberg está completamente loco y que debería estar internado en una prisión de alta seguridad por el beneficio de la humanidad. Con un capítulo entero dedicado a convencer al lector a usar y portar armas en una variedad de situaciones y una guía completa y comprensiva de cómo falsificar documentos y contrabandear armas, me sorprende que el libro sea siquiera legal.
Después de los primeros capítulos la única motivación que yo encontré para seguir leyendo era ver qué tan loco estaba Nehberg, estaba convencido de que el libro era más bien un manual de la CIA o una biblia para alguna clase de terrorista fundamentalista alemán. Pese a ello, entrados ya en sus capítulos radicales, la impresionante experiencia de Nehberg sale a la luz y no puede más que impresionarnos.
Estamos hablando de un explorador pionero en aventuras de muy buen nivel técnico, pero con un twist que solo el explorador hardcore podrá disfrutar; llevar todo a cabo en una situación de peligro constante. ¿Cómo? Haciendo todo en lugares rodeados de criminales y en donde la ley escasea tanto como los recursos, en países sub-desarrollados, en África, Arabia Saudita, Centro América, en donde un arma formaría parte intrínseca de tu equipo y sería en algunos casos especiales, tu principal herramienta de supervivencia.
El mismo Nehberg admitió que de no ser por sus armas, no hubiese regresado vivo de su travesía por el Nilo Azul. Lo que viene inevitablemente acompañado por un pensamiento sumamente duro, ¿acaso sobrevivió él en lugar de alguien más? Pregunta que yo no pude contestar incluso después de terminar el libro y razón primordial por la que no estoy de acuerdo portar armas. Las armas son para matar, ese su único propósito y única función, uno nunca debería cargarlas si no es un matón, y los exploradores no tienen porque ser matones.
Aún pensando así, hubo algo en este libro que me atrajo e indujo hasta acabarlo y lo atribuyo al genial humor de Nehberg. Extrañamente mientras se hablan de temas serios y en muchos casos deprimentes, Nehberg logra pintar la escena de colores psicodélicos con un humor negro que solo un alemán podría concebir.
Además el libro tiene su buena dosis de técnica, tratando los básicos —refugio, alimento, psicología, entrenamiento— y añadiendo aquí y allá muy buenos consejos, de aquellos que solo se le revelan a alguien con tal experiencia. Incluso hay un capitulo dedicado a la obtención exitosa de un buen compañero de viaje, que no sería ni la mitad de interesante de no existir un capitulo dedicado a la prisión y otro a cómo reaccionar en interrogatorios con tortura involucrada. Un punto épico es en el cual se habla de la peor técnica de supervivencia de todos los tiempos: agredir a tus torturadores para que te maten. Claro, la tortura duraría menos tiempo pero ¿no se supone que nunca deberíamos perder la esperanza? Por lo menos no cuando hablamos de supervivencia, (continuar viviendo ante
cualquier circunstancia).
Quiero aclarar que Nehberg es un activista humanitario, y actualmente aboga por los derechos de las mujeres en tribus indígenas —victimas de un ritual en el que se les cercenan los genitales— además de seguir haciendo viajes impresionantes, sin precedentes e incategorizables; en 1981 zig-zagueo por meses en Alemania sobreviviendo sólo con lo que encontraba y en el 2000 cruzó el Océano Atlántico por segunda ocasión, esta vez encima de lo que mejor podría ser descrito como un árbol.
Vale la pena resaltar, por si no me he dado a entender correctamente, que éste es un excelente libro, tanto para el entusiasta de la aventura como para alguien que guste de una agradable lectura, pero especialmente para viajeros con pocos recursos y nada que perder; porque con este libro como guía uno puede recorrer el mundo y salir de situaciones dignas del agente 007.