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La pregunta que hiciera Karina hace unos días ha dejado tras de sí algunas respuestas interesantes. Quiero aclarar que no soy espeleólogo y quiero ofrecer mi propio punto de vista sobre la escala de dificultad.
1. Es preciso señalar que la primera escala de dificultad surgió cuando la escalada NO era competitiva (o deportiva), sino cuando se hacía escalada “tradicional”. Eso es algo que se olvidó mencionar en todos los correos en que se mencionaba a una escala como algo que la espeleología no merece.
2. Si se analizan, los argumentos empleados contra las escalas de dificultad carecen de sustancia. Se trata de otro deporte, el medio es diferente, se trata de una gran familia o cualquiera otro, pero no se dijo algo realmente plausible por el cual no se deban usar escalas de dificultad en espeleología. Decir que “Se trata de disfrutar una cavidad por simple o complicada que sea, con la mayor seguridad que podamos ponerle” no es hablar puramente de espeleología. Eso mismo se hace en cualquier deporte de montaña, por lo que el argumento carece de sustancia, ese algo que pueda masticarse y convencer.
3. No estoy de acuerdo con Rafael Carreño con su afirmación de que “El grado de dificultad lo pone la gente que penetra a las cuevas”. Eso no es lógico. La dificultad debe ser siempre la misma en ese lugar, se presente una persona experimentada o un novato. Cambiará si hay condiciones diferentes, pero si no, es la misma. Supongamos que entra una persona de nivel medio: la encuentra con una dificultad moderada. Pero un año después que regrese con mayor entrenamiento físico y conocimiento de técnicas, la cueva le parecerá un paseo. Sin embargo, la dificultad no habrá cambiado. Eso nos ha pasado a todos.
4. Es cierto que los grados de dificultad pueden llevar a una carrera de competitividad increíble y para lucirse. Pero no lo es en todos los casos. El montañismo y la escalada han evolucionado gracias a esas escalas de dificultad porque se consideran en sí mismos como deporte.
La espeleología también ha evolucionado. Eso se nota al leer el libro de Casteret, “Mi vida subterránea”,
y el de Bernard Tourte, “Técnicas de espeleología alpina”,
Con muchos años de diferencia entre sí, el desarrollo de la espeleología es notorio. Curiosamente, Casteret sí habla de diferente dificultad, pero al parecer hoy día no se toca el tema.
5. En escalada, las escalas de dificultad han ido cambiando y modificándose. El primero fue de seis grados. Llegó Reinhold Messner y peleó y logró un “séptimo grado”, cuando ya el sexto estaba definido como prácticamente imposible o abordable sólo para los mejores. Hoy hay grado 9 (dentro de esa misma escala). La razón fue muy sencilla: se reconoció que no es lo mismo haber enfrentado un problema sin entrenamiento que con él, con un equipo de 1930 que con uno moderno. No dudo que en espeleología pase lo mismo: se han superado con creces obstáculos que antes no se podían pasar y se seguirán implementando dispositivos para que todo sea más cómodo y seguro. Pero en espeleología no hay escalas de dificultad. Es la única diferencia, además de ser actividades muy diferentes.
6. Desde el punto de vista práctico, tener una escala de dificultad en cavernas sería deseable y si esto arroja a personas que se entrenen para alcanzar cavernas más difíciles, entonces estaremos hablando de un gran paso: la preparación hacia la meta o, visto desde otro punto de vista: la espeleología como deporte que debe ser aprendido concienzudamente para poder entrar y salir con bien.
7. Lo que me llamó la atención es que los comentarios estuvieron en contra de la competitividad. No nos mintamos. La competitividad es buena, bien dirigida, pero no la entendamos tal como lo muestran los mensajes respecto a la espeleología: “No se trata de ser más machos”. No. Se trata de ser mejores. Y eso es parte del ser humano. Si queremos un mejor trabajo, nos superamos, competimos.
8. Otro detalle que me llama la atención: Parece que en el foro se considera a la espeleología más que un deporte porque arroja resultados científicos. Hace bastante rato escribía yo en este foro que eso puede ser cierto, pero que yo prefería entrar a una caverna con un espeleólogo deportista (entrenado técnica y físicamente) que con uno que no lo era.
Como comentario final, La Secretaría de Turismo de México (Sectur) NO es una entidad técnica para emitir una escala de dificultad. Seguramente fueron los asesores de espeleología quienes emitieron esa escala, pero pensando en el turismo. Es preciso señalar que aunque tenga todas las buenas intenciones sobre legislar, en realidad está tratando de normar un turismo específico. Corresponde a los espeleólogos hablar del asunto y no precisamente considerando que el individuo será guiado sin problemas, como turista, sino que deberá valerse por sí mismo llegado el momento.
Saludos
Carlos Rangel Plasencia
Montañismo y Exploración UNAM