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Hola Karina:
No, en la espeleología no existen grados de dificultad. Es mejor que esto sea así. Ello se debe a varias razones tanto de índole técnica, como de índole filosófica. Te expongo algunos aspectos generales.
La escalada puede llegar a ser, aunque no lo es para todos, un deporte de exhibición o de competencia, más aún la vertiente “indoor” y no tanto la escalada clásica. En la espeleología no hay público que admire o contemple a los participantes, es una experiencia más íntima, aunque muy ocasionalmente ingrese una cámara para registrar algunos pasajes.
La escalada es un trabajo de individuos, que en pareja o en tríos, pocas veces más personas, se dedican a “conquistar” una vía o una cumbre, preferiblemente sí todavía es virgen, pero frecuentemente se suelen repetir las vías.
En cambio, la espeleología es una actividad de grupos medianos, en general de 4 a 6 personas, incluso más, en donde la percepción del equipo es más cohesionada. En escalada se comenta “coroné” la cumbre X, en espeleología se comenta “exploramos” la cueva X. El verdadero espeleólogo tiende a pensar en primera persona del plural y prefiere buscar sitios nuevos, en vez de repetir vías famosas que puedan poner a prueba su capacidad de rehacer lo que otros hicieron. Hay cierta humildad en ello, y muchos escaladores también muestran esa moderación.
La complejidad técnica es muy distinta entre la espeleología y la escalada. No creo que sea bueno establecer estándares que hagan que se busque romper un récord subterráneo para ganar prestigio. Eso llevaría a mucha gente a asumir riesgos innecesarios que afecten las estadísticas. Si alguien hace un menos mil en 40 horas y otro en tres días, no hay problema, es más importante no dejar huérfanos en este mundo.
La dificultad de la escalada está en el ascenso de ida, cuando todavía se está descansado, recién comido y recién dormido; mientras que muchos accidentes de espeleología se sufren durante el ascenso, pero al regreso, es decir cuando se tienen 10 o 20 horas de trabajo.
Un aspecto en el que se tiene un grado de referencia es en la precisión de los trabajos topográficos subterráneos. Hay varias escalas (BCRA, UIS, etc.), dependiendo de cómo se usan los instrumentos y otras variables del trabajo espeleométrico, pero ello no es indicador de que una cueva sea fácil o difícil.
La búsqueda de escalas de medición a veces está asociada con la búsqueda de prestigio, no digo que sea tu caso, pero ello no siempre aporta para el conocimiento científico ni aporta para el entendimiento del ecosistema. Una escala nos induce a la comparación, pero las cuevas pueden ser tan distintas por diferentes razones que es difícil que la comparación sea útil.
Lo malo de las escalas es que a veces los que no han experimentado verdaderos riesgos, por ejemplo, están deseosos de bucear un sifón que tiene 5 muertos, en vez de uno que no tenga ninguno, porque el de 5 le engordará más el currículum vitae. Lo mismo suele ocurrir con las verticales.
Pero hay que reconocer que la verdadera dificultad de una cueva es muy relativa, lo que para uno puede ser un paseo, para otro puede ser un calvario. Eso depende de muchos factores naturales, pero también de muchos factores humanos. Una persona que haya entrenado y que haya leído lo necesario sobre las cuevas puede superar mejor las situaciones que alguna persona que desconoce mucho, y aunque no lo reconozca, teme al menos un poco o no sabe qué hacer.
Lo recomendable es ir a su ritmo sin importar lo que hicieron otros anteriormente. Para ello es recomendable tener a veces la madurez de devolverse y abandonar una galería difícil, si se nota que no todas las condiciones están dadas. El grado de dificultad lo pone la gente que penetra a las cuevas. Una cueva que nunca ha sido visitada tiene un grado de dificultad cero, una cueva que es visitada por gente que no desea superar los récords de nadie también tiene una dificultad igual a cero. Una cueva donde una persona presiona a otra para continuar más allá de su voluntad es muy peligrosa, pero al día siguiente puede ser muy inocua si el grupo siguiente asume la filosofía adecuada.
Debemos cuestionar el enfoque amarillista de Discovery Channel, donde nos convencen que la humanidad debe domesticar a la naturaleza. No hay que pensar que el enfoque belicista que está tan de moda se pudiera extrapolar al ámbito subterráneo. El hombre es parte de la naturaleza, no es un ser depredado, ni debe ser depredador de ella.
Te sugiero que cuando estés en lo oscuro respires hondo y sientas algo que yo no te sabría describir en este momento, y que seguro tú misma no sabrías describir cuando salgas de la cueva. Eso es lo que importa. Muchos escaladores también piensan así, aunque la TV nos los muestre como unos machos.
Paz y espeleología…
Rafael Carreño
Vicepresidente de la FEALC
Federación Espeleológica de América Latina y el Caribe
Caracas-Venezuela
