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Montañismo y Exploración
El precio de ser pájaro

Hablar de la muerte es un tema tabú. Pero Ricardo Martínez habla de ella a través de los montañistas españoles desaparecidos en la montaña. Un libro cargado de sentimiento que se incrusta fácilmente por la excelente narrativa de Ricardo pero que a muchos puede dejar temblando por el carácter de obituario.







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Ricardo Martínez Llorca. El precio de ser pájaro. Ediciones Desnivel, Madrid, 2005. 236 páginas. ISBN: 84-9829-012-0

Entonces es cuando mi párpadoOs vio palidecer y morirAunque sea joven para la Tierra,ya soy un hombre solitarioentre la gente de mi edad,y cuando digo para mí:“dónde están los que tu corazón ama?”decido mirar la hierba.

Alphonse de Lamartine

El precio de ser pájaro
Ricardo Martínez, un escritor que no es montañista y que tiene una prosa pulcramente lograda pero sin forzarla, escribe en memoria de su hermano, que ha fallecido en la montaña. Tratar la muerte en ella parece ser su catársis y para ello la aborda tratando las diferentes tragedias del montañismo español. Su guión va desde Félix Iñurrategui y Manel de la Mata hasta montañistas menos conocidos.

“Considero que las tragedias forman parte de las montañas, es más, creo que si no muriera alguien de vez en cuando, no nos atraería tanto. Pero tampoco me gusta que la gente se recree con los muertos.” (Lorenzo Ortas, p. 177)

La muerte, ese final asegurado para todos y sentido de diferente manera conforme la cultura en que uno viva, aparece aquí una y otra vez en forma de un gran obituario que no parece tener sentido, pues no extrae conclusiones técnicas. Pero si bien no tiene conclusiones, el libro no las necesita, pues no está pensado para eso. Pero está escrito de forma excelente:

“…escribir este libro puede ser duro. Pero un libro se escribe con palabras, y esa es la ventaja con la que yo juego.” (Ricardo Martínez Llorca, p. 208)

Los accidentes se narran a través de entrevistas con protagonistas o se reseñan de información ya publicada. El autor menciona que le apasionaron los capítulos de Miriam Pascual y de Alfonso Vizán. Pero Félix Iñurrategui y Manel de la Mata, por ejemplo, son también muy claros. Aunque no por su claridad, sino por la profundidad de su prosa. Así que son muy profundos.

Un libro sobre la muerte tiene que arrojar siempre un sentido filosófico sobre ella:

“…la gente piensa que la muerte en la montaña es algo luctuoso, creen en lo trágico y en el desafío. Y no es cierto. Nada más lejos de la realidad. La gente piensa en el sufrimiento, en la angustia, en el esfuerzo. No cree que eso sea una forma de buscar la felicidad. Y la muerte en la montaña es una muerte en mitad de la alegría…” (Pedro Nicolás, p. 70)

“Lo importante es cómo vives y no cómo mueres, los montañeros tenemos asumido que nos puede pasar cualquier cosa, pero afortunadamente son más fuertes nuestras ganas de vivir y de ascender montañas.” (Lorenzo Ortas, p. 169)

“En alguna parte, yo había leído, no hacía mucho, que la vida es eso que nos sucede mientras esperamos a que llegue lo que suponemos que es la vida. La idea es tan poco motivadora que no me extraña que los alpinistas se decidan por crear sus propias acciones. Pues la sensación que produce esa energía que fabrican es similar a la del juego: la de concentración entusiasta en una actividad, la ilusión de estar siendo felices, o al menos de saber que uno puede no ser infeliz.” (Ricardo Martínez Llorca, p. 117)

Es posible que el lector no español se sienta confuso porque, a fin de cuentas, la mayoría de los personajes no le son conocidos. Pero sólo meterse al texto basta para sentirse atrapado.


Erratas

Página 186, segundo renglón, dice: “monte Visón, en la Antártida”; debe decir: “monte Vinson”.


Lee un capítulo del libro (PDF)



 



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