Rodrigo Muñoz Avia (compilador).
Alfonso Vizán. Un pirata en la montaña. Ediciones Desnivel, Madrid. 2004. 310 páginas. ISBN: 84-96192-59-8.
…para elegir tienes que imaginar lo que va a pasar. Se elige entre fantasías, y por ejemplo, la clase de alpinista que quieres ser tienes que imaginártela.
Quizá el nombre de Alfonso Vizán no diga nada a la gran mayoría de los montañistas. De hecho, nadie sabe quién es hasta que lee el libro, porque es un homenaje a su memoria. Muchos escritos recopilados por Rodrigo Muñoz hacen de este libro una biografía prácticamente completa. Escriben sus amigos, sus familiares y, lo más importante del tomo, sus compañeros alpinistas y él mismo.
Sus escritos son un verdadero descubrimiento, tanto en lo literario como en la profundidad de pensamiento ético y filosófico del montañismo. Poco se puede decir de él como montañista y del libro como tal. Es un homenaje, sí. Es la recopilación de textos de Alfonso Vizán, que se descubre como un hombre ir y ascender a la montaña con una claridad sorprendente:
“…para escalar montañas tienes que acertar en la manera de ser, tienes que ser de una manera muy particular y no puedes salirte de ahí. Como los que pisan brasas incandescentes que tienen que estar alucinados, si no se quemarían. Para escalar tienes que mantenerte en una cierta locura que es la única capaz de resolver estas situaciones.” (p. 86)
Sí, es una cierta locura eso del mundo vertical, pero si hay que sobrevivir hay que hacerlo de una manera específica para jugar el juego correcto:
“…existe… una tendencia a olvidar que el “estilo” es decisivo a la hora de valorar la dificultad de una ruta. Y por eso no está de más recordar que la dificultad aumenta considerablemente si hay que colocar los seguros a la vez que se asciende —y más aún si se hace en libre—.” (p. 136)
Alfonso Vizán siempre supo que le podría pasar un accidente y no lo escondió:
“Siempre supe que podía pasar, pero si llego a saber al principio que iba a pasar, seguro que no me habría hecho alpinista. Uno siempre piensa que va a ser capaz de salir bien librado y decides arriesgar y participar en este juego terrible y fascinante.” (p. 164)
En ese juego hay algo claro: es peligroso y Alfonso Vizán lo sabe, pero también sabe que el peligro es uno de los ingredientes claves del juego:
“También hay muchas maneras de enfrentarse con el hecho de que por vivir se están corriendo muchos peligros. Y a mi juicio el alpinismo es una de las soluciones o actitudes más elegantes a este respecto porque coge el toro por los cuernos y de una especie de lastre o de defecto de la condición humana se dispone a sacar todo el partido posible. Y te vas a uno de los sitios peligrosos por excelencia sólo para ver qué clase de peripecias habrá que pasar para salir de allí sano y salvo. Y te preparas para tener que ingeniártelas y para esforzarte a tope, porque a priori parece imposible volver indemne de allí. Es una forma de complicarse la vida, de ponértelo difícil para que ésta rinda frutos preciosos, para que el juego se torne interesante, para que empiece la aventura.” (p. 170)
Quizá otros alpinistas extremos llamen más la atención. Lo que a mí me sucedió fue sorprenderme que Alfonso Vizán esgrimiera tan bien los mismos conceptos por los que son conocidos Messner, Mark Twight y muchos más.
