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Montañismo y Exploración
Tenzing Norgay: héroe del Everest
21 abril 2005


El 29 de mayo de 1953, dos hombres alcanzaban la cumbre de la montaña más alta del mundo. Uno de ellos era un sherpa de orígenes humildes y que se convirtiera, al bajar de la montaña, en un símbolo no sólo para el pueblo sherpa sino también para aquellos que estaban donde él había comenzado.







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Ed Douglas. Tenzing Norgay: héroe del Everest. Adventure Press-RBA, Barcelona. 2003. 312 páginas. ISBN: 84-8298-301-6

En mi opinión, jamás volvería a darse un fenómeno semejante. Hay mucha gente brillante procedente de Asia, y los valles del Himalaya ya no parecen un lugar remoto como lo era hace un siglo. Por aquel entonces, Tenzing era algo especial…



Tenzing en la cima del Everest el 29 de mayo de 1953Una de las fotografías más conocidas en el mundo es similar a la del primer hombre en la luna: un hombre en la cumbre del Everest levantando un piolet. El hombre que aparece en la foto puede ser cualquiera porque no se le ve el rostro. Quizá por eso es tan conocida: puede ser hasta quien la mira. Pero quien levanta el piolet tiene un nombre: Tenzing Norgay, quien llegara con Edmund Hillary a la cima de la montaña más alta del mundo el 29 de mayo de 1953.

Pero, ¿quién fue Tenzing? El sirdar de la expedición de Hunt, sí, pero ¿cómo había llegado a ser sirdar? ¿Cómo fue que le interesó escalar montañas? ¿Qué pasó después de su ascenso al Everest? En otras palabras: ¿quién es la figura de Tenzing Norgay?

Nacido en una tienda en el Tíbet, llegó a base de esfuerzo personal lo más lejos que entonces podía llegar un hombre: “Nunca me he considerado un héroe pero creo que Tenzing, indudablemente, lo era. Partió de inicios humildes y llegó a la cima del mundo.” (Edmund Hillary, cit. en p. 11)

En efecto, un tibetano en la cima del mundo dentro de una expedición inglesa que se apresuraba para alcanzar la cima del mundo antes que otra nación, pues ya Suiza había estado en la ruta del Collado Sur en 1952 en dos ocasiones y justamente fue Tenzing quien hizo cordada con Lambert para llegar a la cumbre pero no pudieron llegar más allá.

Sin embargo, esas dos expediciones con los suizos lo hicieron destacar por encima de Ang Tharkay como una persona que podría ser la clave hacia la cumbre. “Hasta 1953, Ang Tharkay fue un sherpa más famoso que Tenzing, sobre todo por su contribución como sirdar en la expedición francesa al Annapurna de 1950, el primero de los catorce gigantes de unos ocho mil metros que [se ] escaló.” (P. 82)

Pero no sólo era que estaba bien situado, sino que tenía algo que los demás sherpas no tenían: “Se ha dicho que esos hombres [los sherpas] podrían llegar fácilmente a la cima si de veras quisieran hacerlo. No lo creo ni por un instante… Tienen el cuerpo aclimatado, pero carecen de la mentalidad adecuada.” (Bentley Beetham, cit. en p. 89)

Tenzing Norgay, héroe del Everest“Era muy experimentado a grandes alturas, aunque su preparación técnica no podía compararse con la de cualquiera de los europeos con los que escalaba. Y, cosa insólita, deseaba llegar hasta la cima del Everest, una ambición sumamente infrecuente entre los sherpas, pese a que poseen la capacidad física para lograrlo.” (Michael Ward, cit. en p. 210)

Así que el 29 de mayo pisaba la cumbre del mundo y a pesar de la versión oficial de la conquista, Tenzing también emitió la suya:

“En la cima primero no pienso nada. Luego miro a Hillary. Extiende la mano para encajarla. La encajo y luego lanzo brazos alrededor y nos golpeamos uno a otro en la espalda. Muy feliz. Miro a todas partes. Buen día, no mucho viento. Todas las montañas de abajo parecen dioses Buda. Veo hasta muy lejos. Norte en el Tíbet y veo gompa de Rongbuk y el Collado Norte donde vienen viejas expediciones. Se ve muy difícil el camino. Hacia el oeste veo Tyangboche y pienso que los lamas ahí rezando. Pongo una pequeña ofrenda en nieve. Me siento muy bien. He hecho adoración cerca del dios Buda, como cuando era pequeño en la sierra sobre Nangpa La.” (Tenzing, cit. en p. 248)

Pero, ¿quién llegó primero? En su autobiografía de 1999, Edmund Hillary “revela” que fue él quien pisó la cumbre antes que Tenzing. Sin embargo, en su “autobiografía”, escrita por Ullman en 1954, Tenzing señala: “La cuerda que nos unía tenía 10 metros de largo, pero la llevaba casi toda enrollada en la mano, por lo que sólo nos separaban unos dos metros. Hillary pisó la cima primero que yo y yo lo hice después de él.” (Tenzing, cit. en p. 251)

De todos modos, para los integrantes de la expedición de 1953 y “Para un escalador, lo que cuenta es la cuerda; no Hillary o Tenzing, sino Hillary y Tenzing.” (p. 251) Es un trabajo en conjunto.

¿Qué repercusión tuvo el que hubieran llegado a la cima? Mucho más amplia que la conquista del Annapurna, tres años antes y mayor que la del K2, un año después:

“…dado que alguien tenía que escalar el Everest, sería difícil imaginar mejores candidatos que ellos dos. Más aún: si alguien merecía llegar a la cumbre, era Tenzing.” (p. 225)

Incluso Eric Shipton, quien le había dado su primer trabajo como porteador en una de sus expediciones, mencionó que

“Estoy realmente encantado de que haya sido Ed Hillary quien lo ha conseguido; es un montañero magnífico y una persona estupenda. Y es uno de los pocos que conozco que poseen la fortaleza de carácter necesaria para soportar el alud de aclamación pública que se le viene encima. Y no se me ocurre nada más adecuado que la presencia de Tenzing a su lado, en representación de los sherpas.” (Eric Shipton, cit. en p. 265)

Sí, de la montaña bajaron dos hombres y cayeron en la fama. “El destino los alcanzó y, como consecuencia, entraron en el mundo sin retorno de la fama. La magnitud de esa fama fue gigantesca, mucho mayor de lo que cabía esperar, y ambos tuvieron problemas para adaptarse a ella. El Everest, el Chomolungma, les dio a ambos más de lo que les quitó, pero su vida cambió más allá de lo [que] nunca hubiesen imaginado.” (p. 311)

Ed Douglas se encarga de delinear un Tenzing muy nítido y con ello logra no sólo la narración de la vida de un hombre; también logra una visión muy profunda del pueblo sherpa, de sus costumbres, de su evolución y de lo que el montañismo significó y sigue significando el montañismo en el Himalaya: “Nadie que conozca lo que hemos hecho podrá creer que, si fuimos a la montaña, lo hicimos por un puñado de rupias, solamente” (Tenzing Norgay, cit. en p. 37)

La cantidad de información es sorprendente, al grado de distinguir a tres sherpas con el mismo nombre pero de expediciones diferentes. Por supuesto, el autor no se limita a exponer una vida. Expone temas importantes, como el abandono de un “generador atómico SNAP, cargado con plutonio 238, a unos setecientos cincuenta metros por debajo de la cima del Nanda Devi, pero un alud lo cubrió en el invierno de 1966. Pese a los esfuerzos de las expediciones siguientes en rescatarlo, el generador sigue ahí y se corroe gradualmente, lo que supone un peligro potencial para la salud de los cientos de millones de personas que viven a orillas de los ríos que nacen en esta zona del Himalaya.”

El 9 de mayo de 1986 muere Tenzing Norgay, el bhotia que “puso la palabra «sherpa» en el vocabulario universal.” (p. 266) Un hombre sencillo que no se dejó convencer por la fama a pesar de que “…un lama budista explicó que Nepal había dado dos grandes hombres a la historia: Gautama Buda y Tenzing. Los otros sherpas, los que habían sudado con él en el Everest, sus amigos y parientes, le fueron presentados como si fueran desconocidos. El mundo estaba patas arriba.” (p. 250)

Este era (y sigue siendo) el tema principal de discusiones: el mundo quiere un héroe y hace caso omiso del trabajo colectivo: “Una de las consecuencias de la apabullante publicidad que recibió el éxito de la ascensión al Everest, dominado inevitablemente por las figuras de Tenzing, Hillary y el jefe de la expedición, John Hunt, es que el papel de los demás miembros de la expedición ha quedado difuminado y postergado.” (p. 205)

El largo viaje por la vida de Tenzing es por sí misma emocionante y uno puede comprender mucho de lo que sucede en el Himalaya visto a través de su vida, como la importancia que tiene el montañismo: “El dinero que se obtenía con el montañismo les permitió un tipo de movilidad que nunca hubiesen logrado de no haber salido del pueblecito. Arriesgaron su vida en montañas como el Everest para comprar tierras y animales que sus vecinos mejor nacidos tenían por herencia. El montañismo supuso el inicio de una revolución social basada en el turismo.” (p. 83)

“Tal vez lo más admirable de él, y lo que constituye una gran lección para los demás, fue su coraje, su espíritu indómito. La persistencia, la tenacidad si se prefiere, no es una virtud especialmente valorada en el mundo actual, pero Tenzing fue una persona que nunca se rindió. No era el hombre perfecto, pero pagó por sus errores y, si lo miramos desde este época de héroes prefabricados, no resulta difícil llegar a la conclusión de que Tenzing era lo auténtico.” (p. 312)


Erratas

“Hasta 1953, Ang Tharkay fue un sherpa más famoso que Tenzing, sobre todo por su contribución como sirdar en la expedición francesa al Annapurna de 1950, el primero de los catorce gigantes de unos ocho mil metros que [se] escaló.” (P. 82)

Página 93, finales del primer párrafo, dice: “A finales de los setenta volvió a imponerse la filosofía de la escalada ligera.” Se refiere al estilo alpino y comenzó en 1975, con el ascenso de Messner y Habeler al Hidden Peak.

Página 120, línea 8, dice: “…a cien metros de la cima…” Está hablando del Collado Norte del Everest, así que debe decir “collado” en lugar de “cima”.

Página 122, seis líneas antes de terminar, dice: “…y el carburante a medio camino del Collado Sur…” También está hablando del intento por la ruta norte, así que debe ser el Collado Norte, no el sur.

Página 157, segunda línea del último párrafo, dice: “Heinrich Harrer, el autor de Siete años en el Tíbet, y Peter Aufschaniter…” El nombre del compañero de Harrer era Peter Aufschnaiter.

Página 231, penúltima línea del segundo párrafo, dice: “…8,425. A sólo 423 metros de la cumbre…”, lo que da una altitud del Everest 8,848 metros. En la página 252, penúltima línea, se cita la altura oficial actual: 8,850.



 



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